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Nos encontramos en una casa bastante antigua pero a la vez hermosa. Paredes pintadas de blanco crema, con unos pocos muebles con una pátina vieja desgastada. Estábamos en la habitación de una niña pequeña rubia de ojos marrones. Mi compañera de aula.

Llevaba un bonito vestido blanco con detalles en rosa, traía dos trenzas y un moño rosa pálido en estas. Jugaba con muñecas entre algunas cajas que parecían de mudanza.

Pasamos cerca de ella pero no parecía percatarse de nuestra presencia, tampoco nos parecía ver ya que al pasar y hablarle no nos escuchaba.

— ¡Niña! ¿hola? —. Dijo Thaiel un poco fastidiado. — ¡Responde!.

— No nos puede ver.... —. Comenté un poco sorprendida.

— Ash. ¡No me digas Axia! Pensé que si nos podía ver y nos escuchaba gritando.

— Callate Thai así no vamos a conseguir nada —. A veces Thai puede ser un poco molesto. Lo que me molesta a mi.

Algunos ruidos se escuchaban por otras partes de la casa. Muchos golpes raros que a veces nos sacaban algún que otro susto.

Escuchamos la voz de una mujer de mediana edad. Por lo menos ella tendría unos treinta y pico de años. Vestía un vestido celeste con flores en naranja y rosa. Aunque su cara mostraba el rostro de una mujer cansada y maltratada por los años. Raramente tenía algunos moretones por la cara.

— Ana. Vámonos mi amor —. Ana corrió hasta ella y la abrazó para llevarla a la sala principal.

Las dos se subieron a un auto y se fueron. Entre todos nos dividimos para ver mejor la casa. Fui con Maguie, Thaiel y Kalla hasta la cocina, donde encontramos a un hombre con un cuchillo clavado en el hombro, con sangre que brotaba a borbotones. Gruñó y se paró mostrando una expresión de enojo. Corrió hasta el pasillo donde estábamos nosotros. Salió del pasillo a la calle y se subió a otro auto.

— ¡Chicos! —. Grité y les hice señas para que vinieran. Había que correr a el hombre.

El otro carro de la supuesta madre de mi compañera estaba a unos pocos metros con la señora y la niña en el auto. El hombre aceleró el suyo y las chocó desde atrás. Entre todos nos miramos y no dudamos es seguirlo.

Al llegar al lugar, el hombre se bajó del auto con un fierro en la mano y se dirigió al auto chocado, donde se encontraba Ana y su madre. Ella estaba desmayada y Ana tenía un vidrio incrustado en el lado derecho de su frente. Se puso a llorar y gritar por su vida mientras el señor se le acercaba. Aquel se acercó a la pequeña y le arrancó le vidrio de su frente.

— Con razón... Ana tiene esa marca en la frente —. Habló Kalla.

Me estremecí por un momento. Parecía que iba a matarla pero no hizo eso. Esperó a que la mujer despertara para golpearla en el rostro brutalmente, desfigurándola.

Yo estaba mas cerca de la escena y los demás detrás de mi. Soy fuerte si. Pero no pude evitar irme hacia atrás, impresionada por todo eso. La sangre, los golpes, los gritos. Mis manos sudorosas temblaban sin control, al igual que mis piernas. Liss me atrapó ya que me estaba por caer y de hecho luego me dejé caer en el piso. Me sentía exhausta, como si alguien hubiera tomado todas mis fuerzas y me dejara vacía. Incapaz de levantar mi propio cuerpo, de moverme ante tal aberración humana.

Ana salió corriendo del auto y escapó como pudo. El hombre la quiso seguir aun cansado. Algo en mi tomó impulso y corrí para ponerme delante del hombre, quien miraba a la pequeña irse. Dudando si luego eso sería un problema.

— ¡Detente! —. Grité al hombre. Algo extraño que ocurrió fue que miró hacia mi, en busca de la voz, como si pudiera verme. — ¡¿Quién te crees que eres?! ¡Monstruo! —. Se hizo hacia atrás, mirando en todas direcciones para encontrarme. — Vete, y no vuelvas a menos que quieras que te mate.

— ¿Eh? ¡¿Quién eres?! ¿Y dónde estás? —. Preguntó aterrado.

— Estoy en un lugar donde nunca me encontrarás y yo.... Yo soy tu peor pesadilla, humano —. Iba a golpearlo. Olvidándome completamente de que no podía hacerlo.

Mi puño a sólo centímetros de su cara, emanó una especie de ola por así decirlo de un brillo blanco que hizo que el hombre saliera despedido varios metros atrás. Esa fuerza me causó a mi el mismo impacto y me echó hacia atrás también.

— ¡Axia! ¿Estás bien? —. Preguntó Liss.

— ¿Qué hiciste? —. Dijo Maguie.

— ¿Cómo... pasó eso? —. Replicó Kalla.

— Eso ya no es importante. Debemos salir de aquí. Ya es hora —. Contesté evitando aquellas preguntas que ni yo sabía responder.

— Y ¿Cómo salimos? —. Preguntaron al unísono las gemelas.

Miré la pulsera que aun tenía en mi muñeca derecha.

— Esa niña dijo que la usemos si necesitamos su ayuda.... Muy bien niña, quiero que nos regreses a el mundo real ¿Se puede?

— Sus deseos, son órdenes —. Respondió esa chillona voz.

En menos de un segundo, todo cambió y nuevamente estábamos en casa. Entre todos nos abrazamos y dimos un aliviado suspiro.

— ¡Enhorabuena chicos! Lograron esa misión con éxito. Axia, debo decir que me sorprendiste. Creo que los subestimé un poco. Pero a cambio de todo por lo que han pasado, ¡dejaré que me vean! —. Habló la niña desde la pulsera; y de la misma salió una especie de humo que opacó toda mi vista para luego esfumarse rápidamente, dejando ver una muchacha.

Parecía de unos diesciseis años, con el cabello bastante largo de color rosa con un vestido negro y blanco, con zapatos del mismo color con unos pocos colores mas. De igual manera su cabellera de color era l que mas resaltaba.


 — Hola chicos

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— Hola chicos. Soy Blix ¡Y yo los acompañaré en sus prácticas como hackers. Me he dado cuenta de que todos tienen un gran potencial, sobre todo tu Axia —. Se acercó a mi y agarró mis manos con confianza para ver bien mis palmas. — Eres una de las mejores hackers que he tenido. Con unagran fuerza e increíble ingenio. Estoy muy orgullosa de ti —. Me abrazó. Se sentía tan extraño el tacto de su piel y como yo la veía no era real. Terminé por corresponder al abrazo contenta. — Estoy orgullosa de todos —. Sonrió mirándonos a todos —. Bueno, debo irme, tengo varias cosas que hacer en mi mundo, los veré otro día. Nos vemos chicos. — Saludó y se esfumó.

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Hackers DE-MENTES | ORIGINALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora