15.

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La mañana en aquella secundaria se extendió hacia la tarde con el alba apareciendo desde la ventana de los cursos. El grupo de amigas notó como al principio de esta estaba nublado, incluso llovió un poco mientras entraban los estudiantes. Luego cuando iba a tocar el timbre que anunciaba el receso las nubes negras se abrieron mostrando varios rayos de sol y en el cielo un tenue arcoiris.
La muchachada salió de su aula al recreo. La del cabello blanco se detuvo a un lado de la entrada a atarse los cordones, si hubiera sabido desde un principio que ese seria el comienzo de una guerra fatal de tiempo indeterminado...
Ni bien ella alzó la vista notó al muchacho despechado que tanto la quería lleno de rabia al punto de llorar como un niño caprichoso, por una razón no conocida por la muchacha.

- ¿Axia por qué rompiste y tiraste mi nota...? - masculló el chico encerrándola en sus brazos.

- Porque no me interesas... - Respondió seca y rápidamente solo para querer irse.

- Haré que te interese - la sorprendió apretándola del cuello y clavando sus afiladas y crecidas uñas en el. Ella, petrificada, podía sentir como su garganta se cerraba a causa de la presión que él ejercía sobre este. Jamás pensó que alguien tan enamorado podría ser capaz de lastimar a la persona que ama.
Sus padres se habían casado el mismo día que su madre cumplía diesciocho años y llevaban cuarenta años de casados. Siendo una pareja tan cordial y calmada, nunca los observó resolver sus problemas con la violencia o a golpes o gritos. Siempre existía una manera en la que se quedaban de acuerdo.

Una figura alta se posó detrás del chico agarrando sus brazos con brusquedad logrando que la soltara. Los ojos del chico tenían una mirada intensa y asesina, llena de euforia y a la vez de enojo de hace mucho tiempo. Como si fuera algo que se desató nada mas para dejar caos por donde quiera que pase. Como un huracán que arrasa con toda una selva para dejar solo un desierto vacío.

- ¿Qué te parece si dejas de acosar a mi novia, imbécil? - la voz del pelinegro la calmó, pero a la vez la estremecieron sus ojos con esa mirada furtiva y ajena a los demás alumnos. Como si los otros no notaran nada de lo ocurrido.

Apartó al chico de ella para luego envolverla en sus brazos de manera muy cálida, mientras que lo único que resonaba en ella eran sus acelerados latidos de su corazón. Por primera vez en años se sentía que volvía a tener miedo.

- No tengas miedo. No temas Axia, aquí estoy - ella se detuvo un momento. Fue como si le hubiera leído la mente, algo estremecedor e inquietante. No articuló palabra y se aferró a él con ganas de llorar, pero pudo contenerse aun así entre tanta conmoción.
Los dos chicos fueron a preceptoría mirando a todos lados por precaución pero Axia se detuvo en el medio del camino. Quería llorar pero no quería que nadie la viera.

- ¿Estás bien? -.

- Si... - Contestó entre sollozos mientras se hacía cada vez mas notorio. Dijo a gachas.

- No. No lo estás - dijo intentando que ella levantara la cabeza pero no lo conseguía.

- ¡Claro que estoy bien! - rompió en llanto aferrándose a la ropa del chico, quien la abrazó intentando calmarla de todas las formas posibles.

- Ángel... solo quiero vivir una vida normal. Ya bastante tengo con ser rara, yo solo quiero vivir normal... - explicó entre lágrimas - si todo esto continua... entonces... ¡ya no quiero vivir! - sus palabras retumbaron tan fuerte en el corazón del muchacho, que lo hizo pensar:

<< Axia, hace unos meses me dijo que yo era normal como todos, y deberían respetarme por ello, también recuerdo que hace días yo también quería morir, pero ella me hizo cambiar de opinión, ella me sacó adelante. Ahora es mi turno de sacarla a delante, y eso haré>>.

- No necesitamos ser normales para vivir como cualquier otro ser humano - explicó el muchacho - solo que las otras personas deben aceptarlo. Y si no lo hacen, si nos lastiman, lo mejor es huir, o bien enfrentarlo pero no solos. Mira lo que me ocurrió a mi por querer resolver mis problemas solo. - El joven se quitó la bufanda de lana dejando ver sobre la pálida tez del chico marcas, algunas mas rojizas que otras que recorrían todo su cuello. - Es la primera vez que le muestro esto a alguien... - se cubrió la zona rápidamente.

Ella, por otro lado, sintió que no debió contarle tanto al chico, puesto que él no sabía sobre la "doble vida" de hacker que llevaba Axia. Lo que la inquietó.
Ella estaba cansada de todo eso de los hackeos y tener que preocuparse diariamente de ello, a pesar que luego de la primer misión Blix nunca volvió a aparecer.

- Bueno, gracias Ángel - esbozó una sonrisa.

- ¿Quieres que vayamos con los muchachos?

- Si. Ve y yo los alcanzaré, debo ir a lavarme la cara - el chico asintió y caminó hasta su grupo de amigos.

La chica en el baño se recargó sobre el lavamanos y pensó: << tal vez Blix no era mas que algo pesajero, pero de ser así ¿qué debería hacer con la pulsera? >> La miró en el reflejo del cristal para luego arrancarla de su muñeca y dejarla allí, a un lado del espejo. Se lavó la cara sin apuro y salió de ahí pero, al cruzar la entrada se encontró de nuevo con Allen.

- ¿Qué pasa? ¿tu novio te dejó? - se burló, el condenado.

No articuló palabra solo para escuchar cómo su puño reventaba la cara del muchacho quien luego de esa paliza caminó como pudo, parecía ebrio de lo mareado que lo dejó ese golpe.

Corrió hasta donde conversaban su grupo de amigos y se unió con ellos. Así pasaron el rato hasta que tocó el timbre.
Algo raro que notó la chica de ojos morados fue que el de los ojitos blancos la miraba mas de lo normal, algo extraño.
Al regresar al aula una nube de nerviosismo, silencio e inquietud profunda se sintió en el aire de lso alumnos, ansiosos de que la siguiente profesora entregara los exámenes de matemáticas. Todos tenían un cierto miedo y respeto a la profe por se severamente estricta, sobre todo el día que tomó la evaluación.

FLASHBACK

Narra Axia:

La profesora entró con cara de pocos amigos ese día, dejó su maletín sobre la mesa y se paró en frente de todos.

- Saquen tres hojas, un lápiz, una lapicera, regla y cualquier color -. Ordenó pasando por entre los bancos con desdén.

Luego de un tiempo me di cuenta que los ejercicios eran fáciles y los pude resolver sin dificultad, como si fuera una gran genia.

-  Entreguen...  - no se esforzó por sonar animada o contenta.

Vi mi prueba irse mientras yo cruzaba los dedos para que me haya ido bien.

FIN DEL FLAESHBACK

Sigue narrando Axia:

Cuando fue mi turno de recibir el exámen, pude ver un diez escrito en la hoja con tinta verde. Mis piernas temblaron como gelatina, mientras volvía a mi asiento feliz y hasta dando algunos saltos de lo contenta que estaba.

- ¿Cuánto? - Preguntó Kalla ansiosa.

- ¡Diez! - Ella me mostró su exámen y tenía la misma nota que yo. Ambas chocamos las manos. Cuando Magguie y Liz recibieron su nota nos dimos cuenta que las cuatro sacamos diez. Una calificación perfecta, para mi lo ideal. Casi nunca me sacaba diez en matemática durante los últimos tres o cuatro años. Mis notas solían variar entre siete y ocho.




Hackers DE-MENTES | ORIGINALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora