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Mi salud había empezado a empeorar. Tenía mucho dolor en el pecho y por alguna razón Max había dejado de venir a mi casa. Le echaba de menos, sí, pero el dolor me cegaba.

Había tenido que ir varias veces a urgencias en la última semana.

Días después supe que  le habían prohibido a Max venir a mi casa, y no sabía cuando le volvería a ver.

Me sentía cada vez peor, y le necesitaba. Necesitaba ver una última vez su sonrisa, sus ojos azules y su pelo rubio revuelto. Necesitaba abrazarlo y besarlo. Pero el no estaba ahí.

Llevaba ingresada una semana y aún no le había visto.

Estoy en alto riesgo, cuidados intensivos.

Se que este es mi último aliento y mis últimas fuerzas.

Solo quería hacerle haber al chico al que amo, que nunca voy a dejar de hacerlo, a pesar de que ya mi corazón no lata.

Ahora mismo, estoy sentada en una cama de hospital blanca, escribiendo a duras penas y rodeada por cables.

Gracias por sanar mis heridas y por enseñarme que hay algo más importante que mi vida, y que eso es poder amar a alguien. Que esa persona sea lo más importante para ti y que lo des todo por él.

Este es un adiós, mi amor. Sigue adelante sin mí. Si has sido capaz de estar estas dos últimas semanas así, podrás hacerlo durante toda tu vida.

Te amo, mi pequeño.

El diario de Holly.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora