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No podía creer lo que mis ojos estaban viendo. Él había vuelto a mi casa casi todos los días para estar a mi lado, pero como antes, como si nada hubiera pasado. Pero ahora Max estaba en frente de mí, completamente serio tras haber dicho aquellas dos frases que me dejaron la sangre helada en las venas.

“Te amo. Quédate conmigo para siempre.”

No sabía como reaccionar y salté a sus brazos estallando de alegría. No sabía en que momento, ni como ni por qué, pero Holland se había enamorado de el estúpido y mujeriego Max.

Él me explicó como había dejado a todas aquellas chicas de lado para poder dar el paso de estar junto a mí y decirme lo que de verdad sentía desde hacía año y medio. Me dijo entre besos y abrazos lo mal que se sentía al verme tan herida por culpa del amor, y que no necesitaba otra cosa que no fueran mis sonrisas.

Me contó su propia historia, la cual desconocía. Él amaba a una chica que le hizo pedazo a pesar de darlo todo por ella, y por eso se vio incapaz de volver a amar de nuevo hasta que supo que yo estaba igual de mal.

Podía sentir el dolor en sus palabras, el como contenía la rabia, el odio y la pena al hablar de aquella chica. No era algo que le gustase conversar, pero necesitaba contármelo a mí.

Max dijo que mis sonrisas eran su mejor cura, y que las necesitaba cada día.

El diario de Holly.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora