12 - Armas Tomar

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Cinco largos meses habían transcurrido, y Yuuri, a pesar de encontrarse en buenas condiciones para su tan codiciada tarea de procreación, la cereza del pastel resultaba nada más y nada menos, que por más que intentaba avanzar con el platinado, este simplemente no daba su brazo a torcer.

De acuerdo, no es que el no haya sido muy directo en ocasiones, pero la capacidad de comprensión en cuanto a sus invitaciones las tenía ¿nulas?

Es decir, que te acerques a él y le digas "¿qué te parece si salimos a un club?", o "te invito a la inauguración de un bar de clase", no eran suficientemente una clara demostración de interés en cuanto al avance en la extraña química que llevaban, entonces ya no sabía que más hacer.

Después de escuchar aquella conversación el bar-restaurant aquella noche, comenzó a actuar un poco más interesado en conocer al ruso, en el sentido emocional y familiar. Pero este resultaba ser una especie de caja fuerte que por más que intentabas descifrarlo, la maldita pantallita le repetía una y otra vez, contraseña incorrecta.

Dios, estaba que se quedaba calvo, aunque le costaba admitirlo, si seguía así como iba, ya veía su futuro, vestido de monje y vistiendo a los santos de la iglesia parroquial. ¡Y no exageraba!

Y necesitaba la ayuda de su fiel y único compañero para impedir que eso ocurra, por ello, lo emboscó durante el descanso de su sesión de fotos para la marca cremas faciales a la que fueron llamados.

-¡Maldición! –expresaba a modo de frustración.

-Cálmate Yu, que con sentirte así no lograrás nada.

-¡Pero que más mierda tengo que hacer para que el idiota pueda entender lo que pretendo!, ¿hacer malabares?, ¿vestirme de payaso?, -sonrió sarcástico -¿vestirme con ligueros?, ¡JODER!

-Por lo que me ha explicado Chris, él es demasiado lento en ese tipo de asuntos. Además, es del tipo tradicional, a menos...

-¿A menos que? –le miró instigándole a una respuesta.

-Que tomemos medidas drásticas, Yuuri.

-¿Tomemos?, ¿desde cuando te inmiscuyes en esto?, porque te recuerdo, Pit, que desde que estás con el Alpha pervertido, no has asomado tus neuronas en ¡TU PLAN! –le gritó.

-Ya, ya, deja los celos mi amor, yo te soy fiel siempre y cuando él no esté presente –le guiño el ojo descarado.

-Querido, soy un maldito egoísta, que no comparte sus juguetes...

-Ahs, –suspiro cansino –para lo que he llegado contigo, menos mal que él por lo menos me valora.

-¡Cállate Pichit!, ¿me vas a ayudar o no? –le dijo exasperado.

-Si tomas tu café con calma y dejas de actuar como una puta en celo, claramente te daré todas las respuesta que quieras, amorcito.

-Seré todo lo puta en celo que quiera, ¡llevo meses sin tener sexo, maldita sea!

-Comprendo, -asintiendo pensativo –pero, ¿haz logrando algo hasta ahora?

-¡UNA MIERDA!

-Querido, sé que estás enojado por la obtusa capacidad del Alpha al que pretendes, pero no puedes seguir hablando como camionero, te resta belleza –le dijo mientras tomaba su café en una sobreactuada calma.

-Es mi puta boca y hablo como se me dé la perra gana –inquirió molesto.

-Bueno, bueno, ya que soy el que te enseño a hablar así, –suspiro resignado afincando sus codos en la mesa –no me quejo, pero deberíamos planificar que hacer.

Las 2 caras de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora