16 - Noticias inesperadas

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Dos días transcurrieron luego del acto de confesión improvisado ante la familia Nikiforov, y Yuri y Otabek, habían desaparecido de la ciudad para irse a disfrutar de su tiempo a solas.

Un mensaje escueto al celular de la madre del ruso fue dejado, "Nos veremos en unos días", por lo que la mayor no se preocupó en gran manera, esta conocía al moreno y no dudaba de que lo cuidara.

Y fue tan bien cuidado, que llegó casado, con un documento legal del registro principal, y un hermoso anillo de oro en su dedo.

Fue una decisión precipitada, pero el Omega no se daba el gusto de esperar, y mucho menos de darle la razón al idiota sobreprotector que tenía por hermano. Ama a Otabek, y dejar que siga soltero es un sacrilegio que no está dispuesto a cometer.

Ambos estaban conscientes del paso que dieron, estaban en sus sentidos, y lo deseaban, así que no había impedimento.

Quizás fue un poco descorazonado el que lo hayan hecho sin la presencia de sus más cercanos, pero ya se las arreglarían para hacer una ceremonia para todos, pero antes del arrepentimiento, necesitaban confirmarse, lo demás vendría con el tiempo, ya estaban juntos.

Así que no había que medir, enfrentarían sus días, juntos, a partir de ahora.

Al momento de informarlo a todos, Viktor se encontraba ocupado, por suerte, porque Otabek, no creía que viviría para contarlo. Así que recibieron la noticia, quedando petrificados.

Nadie intentó replicarle o exigirle alguna explicación, dirigieron a duras penas lo dicho y se conformaron con responder con un asentimiento, pues sus voces estaban perdidas en un mar de pensamientos inexpresables.

Pero el grito al cielo vino, cuando horas más tarde, llego a los oídos del ruso mayor el hecho del matrimonio.

Quien en un sermón bastante largo, fastidioso y elaborado, se encargó de cantarle las cuatro verdades al moreno y al rubio, que de regañarle por actuar de manera precipitada e inmadura, también amenazó con dejar sin su distintivo al Alpha de la relación.

Pero ¿qué más da?, ya hicieron lo que tenían que hacer, y en pocos días se mudarían a vivir juntos, obviamente bajo la atenta mirada de dos Omegas bastante conocedoras del tema de una vida en pareja.

Los consejos no faltaron, sobre todo la propuesta de los hijos, que después de varios gritos entre la vergüenza y el horror, se dejó para más adelante.

Así que una nueva vida en pareja se formaba. Y ahora ambos disfrutaban de la soledad en el apartamento de Otabek.

Un espacio que contaba con tres habitaciones dos baños, una cocina con comedor, un balcón amplio, una sala de estar cómoda y espaciosa, un pasillo de entrada y jacuzzi en el baño principal, y que se disfrutaría de muchas maneras.

Allí estaban, recostados en la cama después de una intensa sesión amorosa, que disfrutaron a plenitud luego de unas semanas abarrotadas de cambios.

Otabek, suspiró relajado ante la atenta mirada jade de su ahora esposo, pues él sabía que este no le exigiría acerca de sus relaciones pasadas, a pesar de que ya conocían algunas cosas importantes. Pero no quería quedarse con nada que pudiera generarle un peso y que afectara su relación en el futuro, y confesar su inseguridad le ayudaría a ser libre.

-Ella, es una Omega preciosa, fuimos muy buenos amigos desde la infancia, inteligente y un poco excéntrica, pero de gran trato.

-Suena como si, la adorabas –habló con suavidad el rubio.

-Lo hacía, incluso comenzamos a salir y todo parecía perfecto, yo comparado a la belleza que ella es, solo era un mal cuadro, pero me aceptaba, me decía que le gustaba y yo le creía, incluso me aceptó por sobre JJ, y creía que me comía el universo.

Las 2 caras de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora