idiotas

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Akira bajo la mirada, notablemente triste y me hacerque a el .

- Oye ahí está otra mesa ¿Nos centamos juntos?

- !Si! - corrio a la mesa mientras todos los demás se burlaban en susurro.

Me dirigí a la mesa y me senté frente a él, los chicos no paraban se mirarnos y susurrar cosas como "¿Quien es el?" " Vamos a joderlos un rato"

Intentaba comer de lo más tranquilo pero los chicos llegaron a la mesa y nos rodearon sentandose con nosotros.

- ¿Vienen a comer con nosotros? - Dijo Akira notablemente emocionado.

Será idiota

- Si, como podríamos dejar a nuestro lindo hermanito solo con este tipo raro - Dijo el mayor con sarcasmo.

- Que lindo que se preocupen por mi,  Katsuro es el niño nuevo del que hablo papá.

Así que el idiota mayor se llama Katsuro ...

- Así que tú eres el nuevo juguete, chicos tenemos carne fresca - Los demás cuatro chicos rieron, no se de que la  verdad no da gracia.

Yo solo pasaba de ellos mientras comia.

-¿Como te llamas enano? -Pregunto Katsuro y al ver que lo ignore me quito mi charola de comida y volvió a preguntar está ves con un tono más duro - ¿Cómo te llamas?

Lo miré molesto, pero no pareció importarle.

- ¿Te importaría dejarme comer  tranquilo?

- Ho, lo siento, ¿Tienes hambre ? - Contestó en un tono de burla.

Miró la charola con una sonrisa que no supe decifrar en ese momento.

-Pues que aproveche- Tomo la charola y dejó caer todo el contenido de ella en mi cabeza.

Todos rieron divertidos, claro yo no reia, y mi cara no era de felicidad presisamente.

Tome mi vaso con jugo y se lo arroje en la cara, Todos se quedaron callados menos Katsuro el se encontraba golpeando su pecho y tosiendo ya que casi se ahoga cunado el jugo entro por su boca sin previo aviso.

Cuando por fin se controló me miró furioso, pero si cree que  con su mirada filosa y cuerpo de mastodonte me va a intimidar pues se equivocó.

- ¿!COMO TE ATREVES A RETARME ENANO?!- Grito furioso mientras me tomaba del cuello de mi camisa y me obligaba a levantarme.

No le contesté ni tampoco cambie mi expresión de indiferencia sabía que eso lo enojada, el sentirse ignorando

-¿!Te crees muy valiente no?!

-Tu comida

-¿Qué?

-Quiero tu comida

-¿!Que te hace creer que te la daré imbécil?!

- !Acabalo ya Katsuro!- comenzaron a gritar todos los demás niños, exigiendo una pelea.

Katsuro me tomo del cuello y lo apretó, no creí que fuera capas de hacer eso, creo que lo subestime

Intentaba quitar su manos pero estaba apretando demasiado

-Ya delo!- Exigio Akira.

Yo no necesito que nadie de la cara por mi yo solo tengo que hacerlo.

Sé que es un golpe sucio pero que más da, le di una patada en la entre pierna logrando que me soltará para poder sobar su hombría herida.

Los niños que miraban se limitaban a reaccionar diciendo "Huuu"

Katsuro me miraba furioso mientras sostenía sus pelotas, entonces tome la charola vacía y lo golpié en la cabeza.

En cuanto hize eso los demás niños me tomaron de los brazos y piernas impidiendome moverme mientras daban tiempo a Katsuro a incorporarse.

-¿!Como te atreves a enfrentarme mocoso?!- grito y me escupió en la cara.

-¿Eso es todo?- Lo miré enfado

-! maldito! -Dicho eso golpeó repetidas veces mi abdomen con mucha fuerza.

Yo intentaba controlar mis sollozos, porque si, voy de valiente y altanero pero no soy de hacer y eso haría como el carajo.

Los niños me impedían escapar mientras reían en mis oídos y nuca.

En el rostro de Katsuro se vea el gozo que le provocaba el golpear a más débiles que él y en el rostro de akira...no se refleja nada...está quieto mirando mi abdomen siendo impacto una y otra ves y miraba la sangre de mi boca escurrir por mi cuello.

El aire se escapaba de mi cuerpo, no podía respirar, ahora todos los niños me patean las costillas mientras escupen en mi cara.

La puerta fue abierta por una mujer de largo vertido rojo, labios carnosos y ojos verdes.

Los niños al verla (todos menos Akira que claro es un idiota) corrieron a una esquina del cuarto.

Yo me mantenía en el suelo sin poder moverme o sin querer hacerlo.

Akira solo seguia mirándome sin hacer nada más que respirar muy lentamente, casi como un suspiro.

La mujer se hacerco a mí me sentó y escuche su suave voz decir mi nombre, era una voz muy dulce y calida.

Lobo en piel de cordero.[EN EDICIÓN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora