Quiero Lo Mejor para Ti

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Julianna se quedó dormida parte del trayecto. Sentía tanta furia hacia su mamá que ni siquiera quería verla, prefirió dormir y olvidarse de lo que estaba sucediendo. Se sentía incomoda, llevaba diez horas sentada, recargando la cabeza en el cristal de la ventana, eso ni siquiera es descansar. De Sonora a Baja California son doce horas. Al menos ya llevaban más de la mitad, a ella solo le tocaba ver las carreteras vacías.

Se despertó por que Noelia le estaba moviendo el hombro con afán de despertarla -hija, ya llegamos a Tijuana, toma tus cosas rápido.- notó que al lado del auto que las llevaba, estaba un camión al cual una multitud de personas se estaban subiendo, parecía un camión en el cual transportan a cerditos al matadero.

-Mamá, ¿nos vamos a ir en este camión?- preguntaba Julianna con molestia, pues de tantas personas que iban, ya se imaginaba como sardina, ella encima de su mamá, y a la vez su mamá encima de otra persona.

-Sí, fue quien nos cobraba más barato por cruzarnos, mil quinientos dólares. Hubo quien cobraba hasta tresmil dólares, y eso es mucho dinero.- sus palabras hicieron enfurecer a Julianna.

Con recelo le respondió -esto es tu culpa, si nos hubiéramos quedado en Obregón, no estuviéramos pasando esto.- dicho esto, fue a sentarse a una gran piedra que vió al lado de la camioneta.

Su madre fue detrás de ella, se sentó en cuclillas y le tomó la mano -dime una cosa, Julianna, ¿tu crees que estoy haciendo esto por gusto?- preguntó con sus ojos hechos un mar, y esa fue la gota que derramó el vaso, Julia comenzó a llorar.
Noelia, tratando de hacerla recapacitar, dice -¿crees que quiero que sufras de frío, de hambre? ¿Crees que no tengo miedo de lo que nos pueda pasar?- las palabras de Noelia dolían, como dagas en el pecho.

Añadió con un destello de luz en su mirada -aunque en este momento creas que soy la peor madre, estoy haciendo esto por que te quiero, y quiero que tengas una vida digna, llena de mejores oportunidades de las que hay en Obregón, ¿es tan difícil entender eso?- y Julianna no podía decir nada, tenía rencor en su corazón.

-Pues no lo acepto, a pesar de los días en la ciudad, preferiría estar allá a tener un futuro incierto en el lugar al que vamos. ¿Crees que allá será miel sobre hojuelas? ¡Claro que no!- sus palabras las decía con odio
-En cualquier momento, la migra se da cuenta de lo que hacemos ¡y nos encierran, mamá! Y si eso para ti es lo mejor, no sé que clase de madre eres. No quiero hablar más contigo- y caminó detrás para subirse al camión, que a pesar de todo, lo que quería era llegar hacia su destino, que más bien era el de su mamá, y dormir. Quería que la pesadilla terminara.

Cuando ya todos estaban dentro, el pollero habló, y todos pusieron atención en el -El "bisnes" va a ser el siguiente, yo los voy a dejar en Los Ángeles, esa es mi ruta, y agarren la onda de que solo los puedo dejar cerca, no precisamente dentro, por que eso sería arriesgarnos todos, y no queremos eso, ¿verdad?- dijo él, y Julianna seguía sin comprender mucho -y al que no le parezca, que agarre sus chivas y, órale- todos se quedaron en silencio, y sin objetar, y en ese instante cerró las dos puertas del camión. Hacía un frío horrible, recién había nevado, le dio una última mirada a su madre mientras miraba la hora en su celular. Eran las ocho de la noche y le había dado hambre...

Julianna La InmigranteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora