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Advertencia: violencia.

07.

Había pasado exactamente tres días desde que Harry se encontraba bastante enfermo. Ahora, se sentía mejor y su madre había decidido que ya era tiempo de volver al instituto. Harry nunca había estado tan emocionado caminando hacía el colegio junto con su hermana, como aquel día. Aquellos tres días enfermo, fueron los peores de toda su existencia, puesto que, al momento de quedarse solo en la casa, sentía la presencia de Louis en cada remoto rincón de su nuevo hogar. Varias veces se levantaba un poco aturdido por la fiebre y observaba como una sombra se sentaba en los pies de su cama o yacía parado junto la puerta de su habitación. Era una completa tortura, pensando que al solo taparse con sus frazadas iba a estar absorto a la realidad que lo consumía.

El frío consumía un poco su rostro, que trataba de taparlo con la bufanda de lana tejida por su madre. Ese día Harry se planteó ir a la biblioteca más antigua de Danville para poder conocer aún más con profundidad la historia de los hermanos Tomlinson y poder descubrir que era lo que Louis realmente quería.

Al sentarse en su asiento del salón, pudo escuchar varios murmullos de sus compañeros de clase. Al parecer el grupo de Adam Smith habían sido los culpables de esparcir la especulación de que Harry había hecho el ritual de los niños Tomlinson y ahora todos lo observaban como si un tercer ojo fuera a salir de su frente. Harry paso saliva fuertemente mientras abría su cuaderno para encontrar la sección de historia, aunque ahora se sentía aliviado de estar rodeado de personas no gratas, sobra decir que prefería esta situación a estar solo en su habitación.

—Garry, ¿qué tal, amigo? —Escuchó a John, quien se sentó a su lado, regalándole una sonrisa falsa—. No viniste hace días al instituto, ¿qué ha pasado? —Esta vez sus ojos azules inquisitivos lo observaban detenidamente para no perder ningún detalle de expresión sobre Harry, quién viro los ojos al ver que confundió su nombre por milésima vez.

—Solo estaba enfermo —Jactó, enfocando su atención nuevamente sobre sus apuntes. John suspiró algo decepcionado, esperaba escuchar alguna historia con viseras esparcidas o algo por el estilo—. ¿Decepcionado? —El rizado golpeo su lengua contra el paladar y negó lentamente.

—La verdad sí, Henry... ¡Bueno! —Se levantó con rapidez— Al menos sabemos que la leyenda es mentira, llegué a pensar que no lo era cuando vimos la forma de un rostro en el espejo cuando hiciste la invocación, pero al parecer fue solo una mancha... —John negó repetidas veces y al final le regaló una pequeña sonrisa—. Has pasado la prueba, Styles, puedes almorzar con nosotros —Y dicho esto, caminó hacía la parte trasera del aula para comentarle al resto del grupo los avances.

El Harry Styles de hace unas dos semanas, correría hacía ellos para aceptarles su invitación. Sin embargo, ahora ese joven no era el mismo. Las bolsas negras bajo sus ojos verdes demostraban lo cansado que se encontraba, su cuello siempre cubierto por bufandas escondía marcas que lo atormentaban, el leve temblor en sus articulaciones hacía denotar el frío que consumía su torrente sanguíneo, y sus risos sin rumbo fijo eran confirmaciones de que él se limitaba simplemente a comer y a estar atento a su entorno. Esperando con temor, algún indicio de que Louis se encontraba allí.

La noche anterior había sentido la presencia bastante cercana a él, cada vez sentía que el ente se apoderaba aún más de su espacio a cada día que transcurría. Quería olvidar por completo el hecho de que sentía como unas manos se aferraban a él en varias ocasiones al día, y por la noche cuando él creía que ya podía descansar, percibía alguien acostarse a sus espaldas y aferrarse a él, para que luego una humedad se extendiera por todo su cuello y unas succiones fueran dadas. Al principio, Harry trataba de gritar con todas sus fuerzas y salir corriendo de su habitación, no obstante, cuando Louis se aferraba a él, era imposible poder pronunciar algún sonido o mover alguna articulación.

Halloween. | Larry Stylinson.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora