Las Crónicas de Jack Garrison: Una Hermandad Oscura

Preparándome

     Eran las siete de la mañana en mi casa. Mi habitación estaba muy fría y yo me empezaba a mover de un lado a otro de la cama para ponerme más cómodo y seguir durmiendo. Abro los ojos lentamente y empiezo a levantarme de la cama. Bostezo y me estiro las extremidades. Me pongo mis pantuflas y voy directo al baño a cepillarme los dientes. El enjuague bucal que uso es un blanqueador que me mantiene los dientes blancos, sanos y fuertes, además de relucientes como el sol por cierto. Me pongo mi ropa que es una camisa blanca con una sudadera negra, un pantalón negro y unos zapatos rojos marca Chuck Taylor. Y algo de lo que no puede faltar son mis lentes Ray Ban, que me hacen lucir como un genio. Desde niño, yo he tenido un alto coeficiente intelectual más alto que mis demás compañeros de clase. Siempre se burlaban de mí y eso lo superé con el paso del tiempo. Solo digo que dos y dos son cuatro y cuatro y dos son seis. Por lo menos, tenía ese conocimiento en la mente. Ordeno mi cuarto, empaco mis cosas, agarro mis maletas, bajo las escaleras y voy a la cocina. Allí se encuentran mi mamá preparando los panqueques con miel, huevo y tocino. Mi papá escribiendo algo y arreglándose para ir al trabajo. Y allí está Ashley, mi hermanita menor, sentada en la mesa jugando con su poni de juguete. - Jack, ¿por qué no has bajado hijo? ¡Tenías una hora para estar listo! – dijo mi mamá, con los brazos cruzados. No sabía que responderle, pues me senté a la mesa a esperar el desayuno. Hoy era el día. Yo sabía que me iba de vacaciones a Sydney con mi mejor amiga Emily. Ella y yo somos mejores amigos desde el jardín de niños. Recuerdo un día que yo me acerqué a ella, regalándole una flor para su cuaderno, y se la di sin miedo. Fue tierno. Nunca nos separábamos, pues estudiábamos juntos toda nuestra vida escolar y ahora que nos graduamos, llegó el momento de viajar como recompensa. Algo que quería hacer toda mi vida era viajar con mi mejor amiga, pues eso ya es un hecho.