Las Crónicas de Jack Garrison: Una Hermandad Oscura

Emily despierta

- ¿Y ahora qué vamos a hacer? – pregunto.

- ¡Cálmate, que ya tengo una solución! – me dice Helen, que después me da un botón rojo para apretarlo. Sin preguntar, lo apretamos. Resulta ser que ese era un teletransportador, que nos llevó en un segundo al hospital. Al no darnos cuenta, el botón tenía una cruz blanca representando la salud para los seres humanos. - ¿Dónde dejaste a Emily? – le pregunto. – Vamos a ver si está en el quirófano - nos dice, y corremos de inmediato al quirófano. Ella estaba todavía estable. Sus latidos del corazón todavía siguen funcionado, y hasta los monitores cardiacos indicaban que todo estaba normal, a pesar de su estado de coma y del grave estado de su cuerpo. Patrick tomó una jeringa y colocó la sustancia dorada en ella. Toma el brazo de Emily e inyecta la sustancia dorada en su cuerpo. – Bueno Jack, parece que hemos hecho todo lo posible por salvar a tu amiga. Estará en un lugar mejor, amigo – me dice, consolándome y acariciándome la espalda. Nos marchamos tristemente del quirófano. - ¡Esperen! – dice una voz femenina de allá atrás. Volteamos para ver que Emily está sentada en la cama de hospital, despierta. – Jack, ¿me extrañabas? – me pregunta. Me sale una lágrima de alegría y corro a abrazarla fuertemente. – Te extrañé tanto – dije, sollozando. - ¡Gracias por siempre estar velando por mí, Jack! Eres mi gran amigo y yo te quiero como a nadie – me dijo Emily, y con un tono de voz muy dulce y cariñoso.