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Tres meses y para ese entonces y con ayuda de mis amigos, había conseguido saber su nombre, su edad exacta y tener el número de él entre mis contactos, mis amigos me hacían sentir un completo acosador.

Diría  que le hablé, pero me daba demasiado miedo dar ese paso.

No me lo topaba tan seguido, pero cada vez que lo hacía mis ojos no podían evitar recorrerlo y admirar su clara belleza física.

Ese día, podía haber sido como cualquier otro en el que me dedicaba a observarlo, pero algo cambió.

Taeyong me notó y se acercó a saludar, junto con Qian Kun, el chico que había robado todos mis alientos.

Me lo presentó e hice como si no tuviera su número en mi celular ni que prácticamente sabía su nombre completo o que mis piernas estaba temblando, gracias al universo por permitirme estar sentado en ese momento; justo cuando escuché a Kun hablar, decirme "Hola" y presentarse, su voz realmente era un monumento.

No sé cómo pero Taeyong se sentó a su lado e inició una conversación sobre los agujeros de gusano y si creían o no que existían, Taeyong dijo que no creía que existían realmente a pesar de que son matemáticamente posibles, yo contesté que realmente creía que existían y Kun contestó justo después de mi. También lo creía posible y ahí fue cuando noté como sus preciosos ojos brillaron mientras debatiamos sobre aquel tema, aunque no estaba tan conectado con lo que hablaban, a veces hacía comentarios, argumentando una que otra cosa, porque parecía que Kun, mi dios griego sabía a la perfección defender sus argumentos.

Esa charla me regaló dos cosas, la hermosa sonrisa de Kun y darme cuenta de que su mente era aún más preciosa.

Pero eso no paró ahí, luego de que sonará el timbre indicando que debíamos volver a clases y despedirme de ambos mayores, casi me da algo al notar que había estado al menos 10 minutos hablando con aquel chico, nadie podía quitarme la sonrisa que tenía en mi rostro, parecía que alguien la había tatuado ahí.

Cuando llegué a mi casa esa sonrisa solo podía ser más y más amplia, tenía un mensaje en mi celular, de un número ya registrado como; ""no te dejes en vergüenza".

¡Kun le había mandado un mensaje!

Solté un pequeño chillido, rápidamente entré y noté un simple " Hola, soy kun" que hizo girar todo mi mundo y que mi corazón latiera rápidamente.

Contesté, obviamente.

Nunca entenderé cómo logró que el reloj marcara las tres de la mañana hablando con él, pero esperó que se repita al día siguiente, y al siguiente de ese, y al siguiente de ese también.

Amor Platón-icoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora