Fuiste de papel.
Navegante en aguas misteriosas.
Y ahora de azúcar.No eres más que una vieja alma de cristal,
un poco rota, un poco olvidada.
La alma que jamás estuvo en paz.
Amo y odio.
Perdono y se vengó.
La alma más rara y patética del multiverso.
Oh espera.
No te des ese crédito pequeña.Una vieja alma,
frágil y bastante pequeña.
Atolondrada, envuelta en golpes y rasguños,
acumulada de gritos en seco en el interior.
Los gritos de la familia.
Amigos y amoríos.
Los gritos del mundo.
Aquellos que nadie entiende.
Y los pocos que lo hacen,
los hacen resonar en el interior,
cómo está vieja alma.
Los hacen volver cuando les place,
cuando se rompen un poco más,
aquel castigo que falta cómo la cereza del pastel.Vieja alma de cristal,
tanto dolor y vergüenza me has traído.
Con los años te volvías más débil.
Creí que un minuto más bastaba para volverse añicos.
Oh pequeña,
no eres de acero.
Eres una vieja alma de cristal.
Que tuvo dos opciones.
Destruirte y formar parte de la tierra.
Y quedarte así, ignorando los golpes.Vieja alma de cristal,
en mi habitas hoy,
y lo harás siempre.
No puedo hacer que te vayas,
no puedo volverte de plomo.
Te mantengo aquí,
a duras penas.
Te he congelado un poco.
Estás en reposo.
De mí, de ellos, de las emociones.
En reposo de la crueldad.
En reposo del vago, pero poderoso pensamiento,
de la poderosa decepción que albergamos de la humanidad.
Es un juego.
Un reality show.
Qué destroza las neuronas.
A tal grado que no encuentro una comparación.
Vivimos en medio de una clara abominación.Qué terrible decepción.
Alma de cristal, mantente fría un poco más.
Aún idiota, es la única vida que tenemos.
Lo único que conocemos.
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Trozos de azúcar.
RandomEscritos de una mujer de azúcar. Atolondrada y enamoradiza. Perdida y tal vez (muy probablemente) jodida.