Para comenzar,
nunca debiste traerme aquí,
chica de azúcar,
azúcar glas.
¿Se puede endulzar el frío metal?
Dime.
Nada más que la verdad.
Podré moldearme,
mezclarme con la nada,
o hundirme en el inmenso mar.
Pero no podré desaparecer. No ahora.El metal no sufre,
¿Qué podías esperar?
El metal es fuerte.
Cómo tú ya lo sabrás.El frío puede ser dulce,
en navidad.
Puede.
Pero no lo es.
El persigue a las almas,
no lo siente.
Solo goza y disfruta la estadía.Hombre de metal,
eso es lo que soy.
Metal frío.
¿Qué puedo esperar de mí?
Solo un lugar,
dónde he de quedar.
Dónde existir,
no busco nada más.
Con ella no puedo continuar.
Pelear no quiero,
el mundo se ya que nada me dará.
El metal se conforma,
a un molde,
y así continuar.Una forma y un dueño.
Uno distinto,
cada otoño,
para poder continuar.Todos y cada uno me arreglan un poco más.
Pero ninguno me quito tanto el frío,
cómo la chica de azúcar.
Mi chica.
Mía.
Qué ya no quiero aquí.Me pertenece.
Solo a mí, y a nadie más.
Y yo no le pertenezco.Pertenezco a todos,
todos pueden verme,
tocarme y llevarme.
Excepto la chica dulce.
No le pertenezco,
y jamás le pertenecí.Eso es lo que soy,
y solo quería, ser un poco más dulce para el próximo otoño.¿Qué podías esperar de mí?
Chica de azúcar,
continúa, siendo mía
y siendo tuya.Continúa, endulzando cuerpos y almas.
Continúa,
siendo de azúcar.
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Trozos de azúcar.
DiversosEscritos de una mujer de azúcar. Atolondrada y enamoradiza. Perdida y tal vez (muy probablemente) jodida.