The last dance [YooSu]

Junsu y Yoochun.

-Te dije que el último baile iba a ser mío- susurró el rubio al oído del más alto.
-Basta, Junsu.
-Basta, Yoochun- su mano apretó el hombro ajeno- Cállate y baila.
... Baila cómo si fuera la última vez que nuestros cuerpos se movieran juntos.

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Soy Kim Junsu.
La historia de cómo he terminado en aquella situacion es bastante curiosa.
Una historia cliché, claro que sí. El cliché está en todas partes y en ésta historia no será diferente.

Cómo toda historia cliché, Yoochun y yo nos conocimos cuando eramos niños, cuándo eramos criaturas inocentes y puras. Cuándo el dinero de nuestra familia no nos había dominado y cuándo las ideologías monetarias no entraban en nuestro entendimiento.
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-Yoochun, Yoochun, ¡mira!- Un pequeño Junsu grita. Y un pequeño Yoochun corre hacia dónde está el menor.
-¿Que pasa?
-Mira- señala a un pequeño pajarito que está en el suelo- Creo que cayó de su nido. Hay que ayudarlo.
-Aqui hay muchos nidos- observó los árboles a su alrededor- ¿De cuál caería?
-Aquí derecho hay uno- señaló hacia arriba.

Yoochun propuso una idea, subió un poco en el árbol y Junsu le dió al ave para subir un poco más arriba de Yoochun, después el mayor le devolvió el animal para subir apenas poco más arriba que Junsu.
Así escalaron al menos tres metros hasta que llegaron al nido.

-Vamos, Junsu. Ponlo ahí.
-Voy.

Junsu se arrastró cuidadosamente por la rama hasta alcanzar el nido, puso al pajarillo junto a otros que se encontraban ahí.
Ambos niños de seis y siete años bajaron y celebraron el poder haber logrado su cometido.

-Junsu- La madre del niño se acerca- Es hora de irnos... Por Dios, que sucio estás- le tomó de la mano- Te bañarás en cuanto llegues a casa.
-Nos... Nos vemos Yoochun.

apenas pudo despedirse mientras su madre le jaloneaba. Yoochun se despidió moviendo la mano.

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Yoochun y yo siempre fuimos muy compatibles. No se confunda con la leyenda de ser iguales, Yoochun y yo jamás fuimos iguales.

A Yoochun le gustaban los autos, las peleas, el sentimiento de saber que estaba haciendo algo malo.
Yo, al contrario, detestaba las peleas, los autos no me eran la magnificencia universal y no me gustaba hacer cosas malas o prohibidas.
El sentimiento de saber que hacía algo que no estaba bien tenía una percepción muy diferente en nuestras cabezas. Para Yoochun era emoción, adrenalina. Para mí eran problemas, angustia, preocupación.

Algunas veces, Yoochun me incitaba a hacer cosas malas y yo las hacía. Otras veces, yo le prohibía hacer cosas malas y él se abstenía.
Pero éramos niños. Niños de 10 y 11 años.
Niños que, a pesar de todo, no sabían lo que era maldad realmente.

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-Yoochun, no- Junsu se oponía a que Yoochun le llevara.
-Vamos Junsu, no es más que pirotecnia.
-Tú sabes que mi papá la odia. Si se entera de que yo estuve ahí, me matará.
-Pero tú no harás nada. Vamos.

Junsu al final accedió. Fue con Yoochun a un lugar baldío y muy poco higiénico en su opinión.
Varios jóvenes y niñas se encontraban ahí y la pirotecnia empezó a ser mostrada con orgullo por algunos... Yoochun entre ellos.
Comenzaron a encenderla y por un momento, Junsu olvidó que lo que estaba haciendo estaba mal.
Luces y explosiones de colores empezaron a dar lugar en la noche que les rodeaba y parecía tan mágico.

Aunque la magia acabó cuándo alguien se acercó.
...Un policía.
Todos corrieron, Yoochun le tomó de la mano y empezaron a correr también, pero Junsu no era el niño con la mejor condición física que pudieras hallar.

Junsu odiaba correr.
El hombre les alcanzó por ésta razón y, aunque Yoochun se liberó de una mordida, Junsu terminó siendo llevado por la ley.

-Por favor- rogaba Junsu- Yo sólo pasaba y me quedé viendo.
-¿Y por qué corriste?
-Yo no corrí. Ese niño loco me jalo, yo no puedo correr-El policía suspiró-
-Mira, está bien. Llamaré a tus padres para que re recojan.
-Puedo ir solo a casa.
-Es noche, no puedes andar sólo. ¿Cuántos años tienes?
-Tengo 10 señor.

El policía negó al joven irse. Llamó a sus padres y no se molestó en omitir el detalle de la pirotecnia.
Junsu estaba muerto, lo sabía.

Cuándo su padre le fue a recoger, la mirada que le dedicó fue tenebrosa. Él trató de explicar que no estaba involucrado pero su padre no le escuchó.

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La pirotecnia era ilegal y eso era bien sabido por todos.
Mi padre jamás me había puesto una mano encima... Hasta ese día.
Fue la primera vez que mi padre me corrigió con agresión.

Gracias a ello, el pánico a hacer cosas malas aumentó en mí.  Tanto, que Yoochun se distanció de mí.
Tal vez no fue mucho a la vista de los demás... Pero yo lo noté.
Tal vez pensaban que exageraba... Pero yo lo sentía...