22 » 🥀 • vingt-deux

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Seungmin: Me puedes explicar por qué estás tan bipolar?

Hyunjin: Le bajó la salsita

Hyunjin: Le bajó la salsita

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Jisung:

Chan: Y ahora te quedas callado.

Jisung se ha desconectado.

Hyunjin: Les juro que me está poniendo nervioso.

×

El tiempo pasaba rápido.

Unos tres días habían pasado desde los mensajes de Minho y desde entonces el psicópata no había prendido el celular... como si supiera.

A pesar de que estaba preocupado por él debía seguir con su vida.

Estaba en su habitación y escuchó unos ruidos provenientes de la cocina. Pero le daba demasiada flojera bajar las escaleras para fijarse.

El que fuera que había entrado a su casa al parecer adivinó sus pensamientos pues se escucharon unos golpes en la puerta.

—¿Quién es? —preguntó asustado.

Silencio. Sólo silencio.

Si alguien le estaba jugando una muy mala broma, se las iba a pagar bien caro.

—¿Quién es? —volvió a preguntar, sin recibir respuesta.

Unos minutos después, su ventana se abrió.

Jisung se levantó y lentamente se fijó, sin encontrar nada.

Rápidamente la cerró con seguro y tomó su celular para marcar el número de la policía, pero cuando se dió vuelta, la puerta estaba abierta y junto a ella, estaba el mismo hombre de días atrás.

—No te asustes gatito, ¿tienes curiosidad?

El hombre se saca todo lo que ocultaba su cara a la par que también sacaba un cuchillo, acercándose a él lentamente con una sonrisa macabra.

Maldición, Felix no le había enseñado a desarmar.

Antes de que lo terminara por arrinconar, Jisung amaga que le va a dar una patada y luego le tira el celular en la cara.

El psicópata gruñó y él aprovechó para intentar salir corriendo despavorido. Y repito: intentó.

Al pasar a su lado este le clavó el cuchillo en su costilla y ni sus reflejos pudieron salvarlo.

Utilizó decenas de defensas personales que terminaron por funcionar y salió cojeando de allí a una velocidad lenta pero precisa.

A la mierda con la flojera. La adrenalina que sentía ahora mismo hacía parecer que se había inyectado cocaína en la sangre.

No llegó muy lejos, sin embargo.

La herida había sido muy profunda y por el dolor no pudo ir tan rápido, por lo que le fue fácil al asesino atraparlo.

×

Lo primero que vió al despertar fue a Minho.

—¡Min-! —el psicópata lo golpeó haciéndolo callar.

—Estoy harto de tí, niño. Será mejor que me deshaga de una vez de la basura que ya me estás comenzando a molestar más de lo que ya lo hacías.

—¿Quieres deshacerte de la basura? Pues entonces deberías perderte por ahí, hijo de puta. —contestó gruñendo.

Recibió otro puñetazo, con el otro presenciando todo.

—¿Qué tiene este idiota que yo no, eh? ¡¿Qué demonios tiene?! ¡Dímelo! ¡DÍMELO! —gritó el hombre mirando a Minho furioso.

Silencio.

El asesino comenzó a reír. Era una risa de incredulidad, que daba miedo.

—Me encargaré personalmente de que no lo vuelvas a amar nunca más, ¿y qué mejor que haciéndolo desaparecer? —el tono con el que dijo la última palabra le hizo dar escalofríos para nada placenteros.

Lo siguiente que sintió fue algo súmamente puntiagudo clavarse en su garganta junto a un desgarrador grito de Minho.

—Descanse en paz, putita. —fue lo último que escuchó.

Estúpido (Chat Minsung) 💬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora