Grillos que barajan cuál luna cambiante en las noches,
Ojos muertos que ansían sin prejuicios el oscurecer de mi descanso.Ronquidos poéticos de una noche enamorada,
Y la luz del oeste de la pradera, descanza en la rivera con sus aguas danzastes!Son lunas castigadas, galaxias de bondades y estrellas durmientes!
Por cada caminar aldulzante; hay una noche enamorada...
Son lunas castigadas, Ronquidos de un Jesús reposante!En la noche durmiente de tus ojitos soñadores,
En la noche durmiente, la de mis penas, la de tu pelo!Tu pelo; perteneciente al Espíritu bienaventurado que pertenece al octavo coro celeste,
intermedio entre los ángeles y la noche ausente!
