Me quedé un tanto impactada por la supuesta orden de la chica la cual aún no sabía cuál era su nombre y se hallaba delante de mí, esperando una respuesta o una acción de mi parte, y yo, no por satisfacerla ni mucho menos, se la di.
-no tengo planeado hacerte caso, simplemente actúa como si no estuviera aquí, no es como si mi presencia te afecte mucho, simplemente...haced como hacíais antes de que me presentase aquí por primera vez.. porfavor....-mi tono de voz no era el más seguro ni mucho menos, y conforme iba hablando se achicaba cada vez más, no quería mostrarme cómo un cachorrito indefenso de nuevo, como había hecho toda mi vida, tampoco quería seguir siendo manipulada ni maltratada por nadie, pero no sabía cómo defenderme, y tampoco tenía el valor para ello.
Ella me miró mal, fulminandome con la mirada, el odio de sus ojos no era uno muy sutil, ni uno que se pareciese a algún otro que hubiese visto antes, de acercó a mí desafiante, dejando una distancia inexistente entre nosotras, clavó sus afilados ojos en mi y sonrió, como si hubiera ganado lo más preciado del mundo, como si nada fuese en contra de lo que había planeado, como si un cazador hubiese divisado a la liebre más saltarina que sus ojos jamás habían llegado a ver.
-tu lo has querido, luego no te arrepientas-y dicho esto se alejó meneando las caderas y sin borrar esa sonrisa tan escalofriante de su rostro.
Era obvio que sus palabras me provocaban temor a lo que pudiese ocurrir, pero no quería demostrarlo, por lo que entre en clase como si nada hubiera pasado.
Al entrar al salón sólo quedaba un sitio libre, al lado de aquella niña callada del vestuario, me acerqué para sentarme, ella me miró por un instante, pero rápidamente desvió la mirada, prestando atención al lugar que ocuparía la profesora según entrase a clase, cosa que no tardó mucho en suceder.
La clase pasó como si nada, y al terminar salí del salón, dirigiéndome al de la siguiente clase, que se hallaba en el piso superior al que me encontraba.
Los pasillos estaban a rebosar de gente, como en todos los cambios de clase, siempre te chocabas con multitud de personas, y esta no era la excepción, sin embargo esta tenía algo especial, a mí alrededor se escuchaban muchas más todas que se costumbre, y más ruidosas, sin embargo no le di importancia y fui a clase.El tiempo pasó y llegó la hora del recreo, por tanto me dirijí al patio, al árbol de ayer, era un lugar tranquilo, sin mucha gente y perfecto para leer el tiempo de descanso.
Pero al llegar al árbol me sorprendí un poco al ver unos pies extendidos al otro lado, no sabía si mirar quien estaba ahí o simplemente irme, aunque viendo como estaban sus pies lo más probable es que esa persona estuviera dormida, al parecer ese era un buen sitio para la siesta, pues yo me había quedado dormida el día anterior ahí.
Opté por la segunda opción y me acerqué sigilosamente, era cierto, esa persona estaba completamente inmóvil, y me puse de cuclillas para observar quien era, pues tenía una capucha puesta y no podía ver de quien se trataba.
Era un chico, rubio al parecer, pues pequeños mechones de su pelo se escapaban de la capucha, cayendo sobre su frente, tenía pequeñas pecas esparcidas por su rostro, sobretodo por sus pómulos y mejillas y sus ojos estaban cerrados, y el ambiente estaba en completo silencio, por tanto, dispuesta a no molestarlo, empecé a erguirme, pero sus ojos se abrieron de repente, haciéndome caer para atrás de un susto, el chico se me quedó mirando y ahogó una carcajada que pretendía salir de su boca.
-e-esto... No es lo que p-parece... Yo.. Yo-las palabras se me atoraban en la garganta, sin saber exactamente qué decir. No conocía a esa persona de nada, y que me hubiese pillado observándolo dormido no era muy normal que digamos.
Él me miró divertido con una ceja arqueada.
-ah no? Entonces que se supone que es si llevas aquí un rato ya? Estuve despierto todo el rato, pero adelante, cuéntame tantas excusas tengas, te escucho- sonrió.
-B-bueno.... No es una excusa... Solo que... Venía aquí, me gusta este lugar... Y vi a alguien tumbado, solo quería saber de quien se trataba, puesto que por la capucha que llevas puesta no veía tu rostro... Yo tenía pensado irme ya, perdón. - y me disponía a levantarme, pero él se enderezó en el árbol, sentándose cruzando las piernas y me habló.
-conque te gusta el sitio...-su tono de voz era uno pensativo, y me quedé de pie por un instante, él se quitó la capucha y pude ver al fin su pelo, no era rubio como había pensado anteriormente, sino que era un castaño bastante claro y rizo, y acto seguido me miró, cosa que hizo que me fijarse en sus ojos, ya que no lo había hecho en ningún momento anterior por el susto y los nervios, eran azules- siempre vengo aquí a relajarme, es el único sitio donde nadie viene, bueno, venía, ya que ahora vienes tu. Pero, tu no eres de por aquí verdad? Me refiero, eres nueva? - prosiguió dirigiéndose a mi.
-yo, emmm, si, soy nueva, y perdón por molestarte, te dejaré aquí tranquilo, no volveré a tu rinconcito de la tranquilidad- dije para empezar a caminar.
-espera!-me detuve y lo miré- no hace falta que te marches, está bien hacer amigos de vez en cuando, y debido a que eres nueva aquí dudo que tengas muchos, me equivoco?
-para nada
-pues siéntate aquí- dio palmaditas en el suelo a su lado- charlemos un rato.
Hice lo que me dijo, sentandome a su lado y poniendo las piernas en la misma posición que él las había puesto anteriormente.
-mi nombre es Teo, el tuyo?
-Blanca, mi nombre es Blanca.
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mi nueva vida
RomanceBlanca Diaz se muda a otra ciudad por el trabajo de su padre, en años anteriores había sufrido acoso escolar, y se niega a seguir sufriendo por eso. David Fernandez es uno de los chicos mas populares del instituto y encuentra en Blanca una presa fac...