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La luz que inunda la habitación me arranca del profundo sueño. Me desperezo y abro los ojos. Uau, que vista. Kim Jiwon está profundamente dormido a mi lado. Cómo está de cara a mi, tengo la oportunidad de examinarlo bien por primera vez. Su hermoso rostro parece más joven, relajado. Sus labios, gruesos y perfilados, están ligeramente abiertos, y el pelo, limpio y brillante, alborotado. ¿Como puede ser alguien tan atractivo y aún así ser legal? Siento la tentación de alargar la mano y tocarlo, pero esta precioso dormido, como un niño pequeño.
Podría pasarme el día contemplándolo, pero tengo mis necesidades. Salgo despacio de la cama, veo su remera gris en el suelo y me la pongo.
En el cuarto de baño que todos compartimos. Me miro en el enorme espejo. Para ser sincero, estoy un poco dolorido, y los músculos... es como si no hubiera hecho ejercicio en la vida.

Me muero de hambre. Vuelvo a la habitación. El bello durmiendo sigue dormido, así que lo dejo y voy a la cocina.
Dios, que hambre tengo.
Abro la heladera, veo qué hay muchos huevos y decido que quiero panqueques con café. Empiezo a hacer la mesa bailando por la cocina. Aprovechando que los demás dormían puse YouTube en el Smart Tv de la sala.
Mientras terminaba con el desayuno empiezo a recordar lo de anoche. Sus palabras, su cuerpo, su manera de hacer el amor... cierro los ojos, mi cuerpo vibra al recordarlo y los músculos de mi abdomen bajo se contraen. La voz de mi conciencia me pone mala cara. Su manera de coger, no de hacer el amor, me grita como una arpia. No le hago caso, pero en el fondo sé que tiene razón.
Preparo la cafetera y, mientras se hace, bato los huevos. Me vuelvo y veo a Hanbin sentado en una banqueta, con los codos encima de la barra y la cara apoyada en las manos. Me quedo paralizado y me pongo rojo.
—Buenos días Jay. ¿Como la pasaste anoche?
—Bien...¿Escuchaste todo?—le pregunto tartamudeando.
—Desafortunadamente, si. No fui el único que lo hizo.
Estaba totalmente rojo. Me tape la cara con mis manos de la vergüenza que tenía en ese momento.
—La próxima hago una reservación en un hotel para que la pases mejor—ríe.
—Cállate Hanbin—le doy un leve golpe en el brazo—. ¿Tienes hambre?
—Mucha—me contesta.
—¿Panqueques, café y huevos?
—Suena muy bien.
—¿Puedes poner los manteles individuales?
—Claro. Tu cocina. ¿Puedo cambiar la música?, ya me aburrió de tantas veces que la escuché.
—Haz lo que quieras.
Giro y sigo batiendo los huevos.

Al sentarme hago una ligera mueca de dolor.
—¿Estas muy dolorido?—me pregunta mientras también toma también el asiento.
Me ruborizo. ¿Por que me hace preguntas tan personales?
—Bueno, ha decir verdad, un poco—le contestó.
—¿Te ha hecho daño?—pregunta preocupado.
—No, Hanbin, ya pasará. Llama a los demás, si no el desayuno se enfriará.
—CHICOS EL DESAYUNO, LEVANTANSE
RIGHT NOW—lo último lo dijo en inglés y el grito que pego me dejo sordo.
—No hacía falta que grites tan fuerte.
Los chicos comenzaron a llegar de apoco, sentándose y agradeciéndome por prepararles el desayuno otra vez. Y ahí estaba, el hombre más hermoso, Kim Jiwon. Bajando sin remera y con el pelo revuelto, que le queda realmente bien.
—Jay, esto está realmente bueno—me dice sonriendo Song.
—Me alegro que te guste.
El desayuno transcurrió con tranquilidad, alguna que otra broma, pero nadie mencionó lo que anoche, y yo estaba rogándole a dios para que nadie sacara ese tema.
Al terminar, Donghyuk como perdió en el juego de piedra, papel o tijera se puso a lavar la cocina y organizarla.
Subí a mi cuarto para buscar ropa y tomar una ducha. Siento que alguien entra y era Bobby. Se  dirige a mi. Levanta una mano, me agarra de la barbilla y tira para que mis dientes suelten el labio inferior. No era consciente de que me lo estaba mordiendo.
—Tomemos un baño juntos.
—Bobby, tenemos que ser más precavidos, los chicos nos escucharon anoche—frunció el ceño.
—Que escuchen, no es nuestro problema—arrugo la frente.
—Está bien, no voy a cojer contigo por unas... dos semanas—levanta una ceja.
—¿En serio Jay?—agarra mis caderas y me empuja hasta la pared.
Lo miro con miedo.
—Te seguro que no vas a aguantar ni 2 días sin tener mi miembro dentro de ti. ¿Te acuerdas lo de anoche?, cuando no parabas de gemir por más.
—Está bien—susurro—. Tu ganas.
—Buen chico—acaricia mi mejilla.
Me desliza los dedos suavemente por la mejilla hasta el mentón, que levanta para mirarme a los ojos. Me estremezco por dentro.
Desliza el pulgar por mi labio inferior. Respiro hondo.
—Ven, vamos a bañarnos.
Se inclina y me besa. El corazón me da un brinco y el deseo me recorre el cuerpo y se concentra ahí abajo... en mi parte más íntima.
En el baño. Jiwon me mira con ojos impenetrables.
—Jinhwan— me dice tendiéndome la mano.
Estoy al lado de la puerta, con los ojos muy abiertos y recelosa, con las manos alrededor del cuerpo. Me acerco admirando furtivamente su cuerpo, que es solo mío. Le tomo la mano y me sujeta mientras me meto en la ducha. Todavía con su camisa y short puestos.
—Gira y mírame—me ordena en voz baja.
Hago lo que me pide. Me observa con atención.
—Se que ese labio está delicioso, doy fe de ello, pero ¿puedes dejar de mordértelo?—me dice apretando los dientes—. Cuando te lo muerdes, tengo ganas de cogerte, y estás dolorido, ¿no?
Dejo de morderme el labio porque me quedo boquiabierto, impactado.
—Eso es—me dice—. ¿Lo has entendido?
Me mira. Asiento frenéticamente. No tenía idea de que yo pudiera afectarle tanto.
—Bien.
Se inclina, agarra la remera gris por debajo, me la quita y la tira al suelo, haciendo lo mismo con mis short.
Se retira para contemplarme. Dios mío, estoy completamente desnudó. Me pongo rojo y bajo la mirada hacia mis manos, que están a la altura de la barriga. Deseo desesperadamente salir corriendo de ahí, pero se que no va a querer que lo haga.
—Oye—me llama.
Lo miro. Tiene la cara inclinada hacia un lado.
—Jinhwan, eres muy hermoso, todo tu... no bajes la cabeza como si estuvieras avergonzado. No tienes por qué avergonzarte, y te aseguro que es todo un placer poder contemplarte.
Me sujeta la barbilla y me levanta la cabeza para que lo mire. Sus ojos son dulces y cálidos, incluso ardientes. Esta muy cerca de mi. Podría alargar el brazo y tocarlo.
—Ya puedes acercarte—me dice interrumpiendo mis erráticos pensamientos.
Me acerco y me meto en el agradable agua caliente. Oh...me escuece.
Cierro los ojos un instante y me relajo en la tranquilizadora calidez. Cuando los abro, esta mirándome fijamente.
—¿Por que no te bañas conmigo?—me atrevo a preguntarle, aunque con voz ronca.
—Si, muévete hacia delante—me ordena.
Se quita los pantalones de pijama y se mete en la ducha detrás de mi.
Tira de mi para que me apoye en su pecho. Mete la nariz entre mi pelo e inhala profundamente.
—Que bien hueles, amor.
Un temblor me recorre todo el cuerpo. Estoy desnudo en la ducha con Kim Jiwon. Y él también está desnudó.
Se me acelera la respiración y el corazón me late a toda prisa. Siento su ereccion contra mi trasero. Me exista que lo que le haga sentirse así sea mi cuerpo.
Contengo la respiración. Sus dedos estimulan hábilmente mi miembro, una maravilla, y mis caderas empiezan a moverse a su ritmo, presionándolo. A medida que las sensaciones se apoderan de mi, hecho la cabeza hacia atrás con los ojos casi en blanco y la boca entreabierta. Gimo.
—Siéntelo, Jay—me susurra Jiwon al oído, y me roza suavemente el lóbulo con los dientes—. Siéntelo para mi.
—Oh...por favor—susurro.
El cuerpo se me queda rígido.
—Creo que ya estás lo suficientemente limpio—murmura. Y se detiene.
¿Que? ¡No! ¡No! ¡No! Mi respiración es irregular.
—¿Por qué paras?—le pregunto jadeando.
—Porque tengo otros planes para ti, bebé.
¿Que...? No... pero...estaba... No es justo.
—Date vuelta. Yo también tengo que lavarme—murmura.
¡Oh! Me doy la vuelta y me quedo pasmado al ver que se agarra con fuerza el miembro erecto. Abro la boca.
—Quiero que, para empezar, conozcas bien la parte más valiosa de mi cuerpo, mi favorita. Le tengo mucho cariño.
Es enorme, cada vez más. El miembro erecto le llega a las caderas. Levantó lo ojos un segundo y observó su sonrisa perversa. Le divierte mi expresión atónita. Me doy cuenta que estoy mirando fijamente su miembro. Trago saliva. ¡Todo eso a estado dentro de mi! Parece imposible.
Quiere que lo toque. Mmm... de acuerdo, adelante.
No apartó los ojos de los suyos. Entreabro los labios para que me resulte más fácil respirar... y deliberadamente me muerdo el labio inferior y luego pasó la lengua por encima, por la zona que acabo de morderme. Me mira con ojos serios, impenetrables, que me abren mientras deslizo la lengua por el labio. Me pongo de rodillas y le rodeo el miembro con una mano, imitando la manera en que se lo agarra el mismo. Cierra un momento los ojos. Uau... es mucho más duro de lo que pensaba. Aprieto y el coloca su mano sobre la mía.
—Así—susurra.
Y mueve la mano arriba y abajo sujetándome con fuerza los dedos, que a su vez aprietan con fuerza su miembro. Cierra de nuevos los ojos y contiene la respiración. Cuando vuelve a abrirlos, su mirada es de un negro abrasador.
—Muy bien.
Me suelta la mano, deja que siga yo solo y cierra los ojos mientras muevo arriba y abajo. Flexione ligeramente las caderas hacia mi mano, y de forma refleja lo aprieto con mas fuerza. Desde lo más profundo de la garganta se le escapa un ronco gemido. Cogeme la boca... Mmm. Lo recuerdo metiéndome el pulgar en la boca y pidiéndome que se lo chupara con fuerza. Abre la boca a medida que su respiración se acelera. Tiene los ojos cerrados. Me inclino, colocó los labios alrededor de su miembro y chupo de forma vacilante, deslizando la lengua por la punta.
—Uau... Jay.
Abre mucho los ojos y sigo chupando.
Mmm... es duro y blando a la vez, como acero recubierto de terciopelo, y sorprendentemente sabroso, salado y suave.
—Dios—gime.
Y vuelve a cerrar los ojos.
Vuelvo a girar la lengua alrededor de la punta, y él se arquea y mueve las caderas. Ha abierto los ojos, que despiden fuego. Vuelve a arquearse apretando los dientes. Apoyo mis manos en sus muslos y clavo la boca hasta el fondo. Siento en las manos que sus piernas se tensan. Me agarra del pelo y empieza a moverse.
—Oh...cariño...es fantástico—murmura.
Chupo más fuerte y pasó la lengua por la punta de su impresionante ereccion. Se la presionó con la boca cubriéndome los dientes con los labios. El espira con la boca entreabierta y gime.
—Dios, ¿Hasta donde puedes llegar?—susurra.
Mmm...empujó la cabeza con fuerza y siento su miembro en el fondo de la garganta, y luego en los labios otra vez. Pasó la lengua por la punta. Es como un helado con sabor a... Jiwon. Chupo cada vez más deprisa, recibiéndolo cada vez más hondo y girándola la lengua alrededor. Mmm... No tenía idea de que proporcionar placer podía ser tan excitante, verlo retorcerse sutilmente de deseo carnal.
—Mi amor, voy acabar en tu boca—me advierte jadeando—. Si no quieres, para.
Vuelve a empujar las caderas, con los ojos muy abiertos, cautelosos y llenos de lascivo deseo... y me desea a mi. Desea mi boca...
Me agarra del pelo con fuerza. Yo puedo. Empujó todavía con más fuerza y de pronto, en un momento de insólita seguridad mi mismo, descubro los dientes. Llega al límite. Grita, se queda inmóvil y siento un líquido caliente y salado deslizándose por mi garganta. Me lo trago rápidamente. Uf... No se si he hecho bien.
Pero me basta con mirarlo para que no me importe... He conseguido que perdiera el control en la ducha. Me levanto y lo observo con una sonrisa triunfal que me eleva las comisuras de la boca. Respira entrecortadamente. Abre los ojos y me mira.
—¿No tienes arcadas?—me pregunta atónito—Dios, amor...ha estado... muy bien, de verdad, muy bien. Aunque no lo esperaba—frunce el ceño—.¿Sabes? No dejas de sorprenderme.
Sonrió y me muerdo el labio conscientemente. Me mira interrogante.
—¿Lo has hecho antes?
—No.
No puedo ocultar un ligero matiz de orgullo en mi negativa.
—Bien—me dice complacido y, según creo, aliviado—. Otra novedad tuya—. Me evalúa con la mirada—. Bueno, tienes un sobresaliente en técnicas orales. Ven, vamos a la cama. Te debo un orgasmo.
¡Otro orgasmo!
Su ereccion se ha reducido, pero sigue siendo importante... Uau. Se enrolla una toalla pequeña en la cintura para cubrirse mínimamente y saca otra otra más grande y suave, de color blanco, para mi. Salgo de la ducha y le tomo la mano que me tiende. Me envuelve la toalla, me abraza y me besa con fuerza, metiéndome la lengua en la boca. Deseo estirar los brazos y abrazarlo... tocarlo... pero los tengo atrapados dentro de la toalla. No tardo en perderme en su beso. Me sujeta la cabeza con las manos, me recorre la boca con la lengua y me da la sensación de que está expresándome su gratitud... ¿quizá por mi primera felacion?
Se aparta un poco, con las manos a ambos lados de mi cara, y me mira a los ojos. Parece perdido.
—Dime que si—susurra fervientemente.
Frunzo el ceño, porque no lo entiendo.
—¿A que?
—A nuestro acuerdo. A ser mío. Por favor, Jay—susurra suplicante, recalcando el <por favor> y mi nombre.
Vuelve a bésame con pasión, y luego se aparta y  me mira parpadeando. Me toma de la mano y me conduce de vuelta al dormitorio. Me tambaleo un poco, así que lo sigo mansamente, aturdida.
Lo deseo de verdad.
—NO MOLESTEN QUE LE VOY A HACER EL AMOR A JINHWAN EN SU CUARTO—grito antes de entrar al dormitorio.
Mi cara estaba más roja que en tomate sumándole que solo tenía una toalla alrededor de mi cuerpo y estaba completamente desnudo.
Ya en el dormitorio, me observa junto a la cama.
—¿Confías en mi?—me pregunta de pronto.
Asiento con los ojos muy abiertos, y de pronto me doy cuenta de que efectivamente confío en el. ¿Que va a hacerme ahora? Una descarga eléctrica me recorre el cuerpo.
—Buen chico—me dice pasando el pulgar por el labio inferior.
Se acerca al armario y vuelve con una corbata negra de seda.
—Junta las manos por delante—me ordena quitándome la toalla y tirándola al suelo.
Hago lo que me pide. Me rodea las muñecas con la corbata y hace un nudo apretado. Los ojos le brillan de excitación. Tira de la corbata para asegurarse de que el nudo no se mueve.

Mas que amigos (Bobhwan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora