Un dolor de cabeza

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El sonido de mi celular me ponía de mal humor, lo había escuchado los últimos minutos y al tomarlo vi cinco llamadas perdidas, no quería hablar con nadie, nada importaba. Hace media hora había perdido el conocimiento y ahora me encontraba en el auto de Paola, íbamos camino a mi casa sin pronunciar ni una palabra, después de haberla gritado. Mis ojos veían por aquella ventana mientras mi mente seguía confusa al explicarme lo imbécil que a veces era Daniela, decidiendo irse con ese estúpido. Mis lágrimas aun reflejaban mi estado y siendo sincera lo único que quería en ese momento era golpear algo.

Sentí como Paola frenaba su auto cerca de una gasolinera. No podía tratarla mal, no era justo para ella. Se bajó dejándome ahí, cerré mis ojos pensando en mi estúpido comportamiento, pasaron algunos minutos, escuché el abrir y cerrar de la puerta.

Pao. - ¿ya te calmaste? Intenté comprar algo caliente, pero solo tienen esas máquinas dispensadoras, Me imagino que tienes hambre, ten.

Lo dicho Paola era una excelente persona, después de haberle gritado tantas cosas, ella llega como si nada pasara con esa sonrisa radiante y esos ojos hermosos. Mi culpa aumentaba, debía ofrecerle una disculpa.

Ani. - no debiste molestarte. Lamento haberte tratado mal hace un rato, pero no puedo imaginar que algo malo pueda pasarle a Daniela y toda la culpa es de JC, por esos estúpidos negocios que mantiene. No debes actuar así conmigo. No lo merezco, no es justo para ti.

Pao. - en esta vida nada es justo mai. No deberías juzgar a la ligera a JC, ni tú, ni nadie tiene idea el porqué de ese mundo y no te corresponde opinar sobre sus acciones. Entiendo lo de Daniela, no es fácil, pero saldrá de eso. Sabes que siempre lo hace.

Ani. - ¿y si la matan antes de eso? Él no juega Pao, recuerda lo que pasó antes.

Pao. - también fue mi culpa mai. No sabía del regreso de Cristina, hablar con Dani en la tienda fue realmente estúpido.

Ani. - ¡voy a matar a esa idiota! No va a venir a arruinar mi vida. Debió quedarse en España.

Pao. - ¡basta mai! no digas eso. Tú eres diferente, no te gustan los pleitos. Odias las drogas y es muy difícil jalarte a nuestras tonterías. Estoy segura de que jamás lastimarías a nadie.

Ani. - ¿hasta cuándo deberá usar el inmovilizador Dani?

Pao. - el médico mencionó que serán un par de semanas.

Ani. - ¿Quién fue Pao? ¿Quién la golpeó? ¿Por qué Dani no me lo dijo?

Pao. - ¿y que obtendrías si te lo digo?

Ani. - ¡MALDITA SEA! necesito saberlo.

Pao. - grítame todo lo que quieras, esa respuesta no la tendrás de mí. Debo llevarte a casa, vamos.

Ani. - fue Cristina, ¿verdad?

Vi a Pao esforzarse al tomar su bebida tras pronunciar mi teoría, bajaba su mirada, su mano estaba a punto de girar la llave para arrancar el coche, de un momento a otro ella volvía a observarme dedicándome una leve sonrisa y pronunciaba lo siguiente.

Pao. - ten mucho cuidado mai. Cris sabe de Gladys, nadie se dio cuenta que nos estaba vigilando.

Sus palabras me dejaban paralizada, como diablos esa idiota sabía tantas cosas. Cuando demonios... y mi memoria viajaba rápidamente a la celebración de la supuesta beca, a mi casa, al festejo del partido, incluso a la universidad y la propia casa de Gladys. ¡Maldita sea! cómo no nos dimos cuenta de todo eso.

CUANDO TE CONOCI #LesbianasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora