Capitulo 6

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—Bienvenida a casa, pequeña —dijo Lachlan tomándola en sus brazos—. Te he echado de menos.

Ella sonrió feliz y fue de marido a marido, mientras saludaba a todos después de bajar del crucero. Parecía más feliz de lo que había estado en meses, y Lachlan sonrió agradecido a Brock y John. Dijeran lo que dijeran o hicieran lo que hicieran había funcionado. Había vuelto a ser la mujer con la que se había casado, no la mujer estresada y tímida en que se había convertido los últimos meses.

Ryan y Ty abrazaron a Mikayla e hicieron su acto de desaparición de costumbre. Lachlan sonrió. Con suerte, Mikayla habría conseguido dormir un poco en el viaje porque no iba a obtener ni un minuto de sueño con esos dos. Saludó con la mano sobre la cabeza, evidentemente, más que feliz de estar de acuerdo con los planes de los gemelos.

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Mikayla rió alegremente mientras Ryan y Ty la sacaban corriendo de la habitación. Sospechaba que los otros estaban simplemente esperando a que saliera de su alcance antes de hablar de su viaje y sus reacciones en detalle. Le encantaba importarles tanto, pero incluso ahora, al saber que la mayoría de sus problemas emocionales y preocupaciones había sido a causa de la falta de vitamina D, no podía dejar de preocuparse por no ser la mujer que necesitaban.

Sin duda se merecían una mujer más valiente que ella. Nunca se había considerado una cobarde antes, pero todo el mundo tenía un punto de ruptura. Tal vez había encontrado el suyo. En pocas palabras, la idea de volver a quedar embarazada la llenaba de un pavor que le nublaba la mente. De alguna manera, en su cabeza, el embarazo se había convertido en sinónimo de miedo y angustia, no el comienzo de una nueva vida. Aun sabiendo a un nivel intelectual que su ansiedad era más alta que la situación, no tenía la capacidad para superarla. Sólo esperaba poder ocultárselo lo suficiente a sus maridos para superar el maldito problema.

Finalmente llegaron a los cuartos de Ryan y Ty, y los gemelos no perdieron el tiempo hasta conseguir que los tres estuvieran desnudos. Sus manos recorrían cada centímetro de su piel, volviendo a aprender su forma, encendiendo las llamas de su excitación. Ella gimió cuando Ryan le tomó un pezón en la boca y Ty pasó una mano por su coño ya chorreando.

—Te echamos de menos, querida —dijo Ty entre besos suaves y pequeños mordiscos punzantes en la parte posterior de su cuello. Ella gimió cuando Ryan mordió el pezón que tenía cautivo y luego arremolinó la lengua alrededor de la protuberancia dolorida.

—Yo también os extrañé —acertó a decir con voz entrecortada.

—No puedo esperar —dijo Ryan cuando Ty la levantó. Ryan agarró sus rodillas, animándola a envolver las piernas alrededor de su cintura. Su polla dura se apretó contra ella, deslizándose en su coño húmedo lentamente mientras Ty extendía lubricante en su culo. Increíbles sensaciones de hormigueo se deslizaron por su cuerpo cuando Ty finalmente empujó su polla en su ano.

Se quedaron así, apenas respirando, Mikayla simplemente disfrutando de la sensación de ser uno con sus hombres. Besos suaves y suaves suspiros los llenaron por un momento, pero luego los músculos de Mikayla pulsaron por su propia voluntad, y sus hombres empezaron a moverse.

Dentro y fuera, más duro, más profundo, pero con un ritmo lento como si estuvieran saboreando cada dulce caricia. Mikayla podía sentir cómo crecía su orgasmo rápidamente. Ryan y Ty comenzaron a moverse más rápido, en perfecta coordinación mientras aumentaban la velocidad, el movimiento, la fricción. Mikayla apretó los dientes, tratando de contener su orgasmo, pero Ryan le susurró dos pequeñas palabras y ella se perdió.

Cada terminación nerviosa hormigueó con energía y explotó hacia afuera. Ella se aferró a Ryan, gritando mientras su orgasmo la abrumaba y los movimientos de sus hombres se volvían erráticos. La abrazaron con fuerza, su respiración agitada mientras ella palpitaba en torno a sus pollas, arrastrándolos al clímax.

Los Hombre De Mik 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora