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Yolo estaba buscando la ropa que utilizaría ese día, era Noche Buena, le emocionaba pasar ese día con Paloma, hasta había olvidado que le habían dejado otro mezcal y una nota de Guido, lo más inexplicable fue que lo dejaron en la mesa del comedor, seguían escogiendo su outfit, hasta que...

—Hola—susurraron cerca de su oído

Yolo volteó muy rápido—¡Ay, no mames Aristóteles! ¿Qué te pasa?

—Ay no, tu cara fue épica—dijo sin parar de reír

—Eres un imbécil—lo golpeó con una blusa

—Perdón, perdón—trató de parar de reír

—Idiota, te odio.

—Uy si, haré como que te creo, como cada vez que me dices que vas a cambiar la cerradura del departamento

—Ahora si lo haré

—Sí, claro—se sentó en la cama viendo la ropa que su amiga había sacado

—Hablo en serio... Alguien entró a dejarme un paquete y una nota

—¿En serio?—la cara del chico cambió totalmente

—Sí, cuando iba a desayunar ahí estaba, tuvieron que entrar en la madrugada

—A mi también me dejaron un paquete... Siendo específicos un mezcal y una nota de... Ya sabes

—No quiero hacerme idea, ó sea, está en la cárcel

—Ya recordé a que vine... Le conté a Dani sobre lo que ha estado pasando y me dijo algo que me dejo helado

—¿Qué?

—Me dijo que... En realidad nunca lo agarraron, que como eramos muy chicos y nos veía muy presionados y asustados con ese tema, mi abuela le dio el consejo de que nos mintiera

—No es cierto—la chica se puso pálida, sintió como su corazón comenzaba a latir muy fuerte, todo le comenzó a dar vueltas, de verdad estaba muy asustada, el simple hecho de pensar que Guido estaba muy cerca la ponía a temblar— ¿Por qué nunca nos lo dijo?

—Le hice la misma pregunta y ni ella me supo contestar, hay que andar con cuidado, aunque no lo creas estoy muy paranoico, escucho un ruidito y ya casi quiero saltar a los golpes

—Y no se te da—salió una pequeña risa

—Y también vine por otra cosa 

—Ay no, ¿ahora qué me va a arruinar por completo este día que pintaba ser hermoso? 

—Arquí, me dijo que los planes de Navidad de nuestros padres...  del compromiso siguen en pie, que por más que él y tus hermanos quisieron impedirlo no pudieron

—Ay no, ya, listo, me voy a matar, vuelvo en cinco minutos.—aventó la ropa que tenían al piso

—Cálmate dramática 

Su amiga se aventó a su cama, no pudo evitar comenzar a llorar, estaba harta y en ese momento con lo de Guido sentía que todo empeoraba. Ari se alarmó un poco, raras veces veía llorar a Yolo, pero la entendía, se sentía igual.

—Hoy tiene que ser el día, no podemos seguir ocultándonos—limpió sus lágrimas

—¿Estás segura?—la miró algo asustado

—No, pero, no me quiero casar, al menos no contigo

—Va... No es cierto, no me siento listo, bueno sí, pero... Ay no sé

Planes de Navidad | AristemoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora