Encuentro Accidental [AppleTiara]

Miradas Acusadoras

  

  
  
  
Era uno de esos días en los que le daba pereza tan sólo el pensar en que tendría que levantarse e ir a la universidad. Diamond Tiara era una chica común y corriente con una personalidad lo suficientemente despreocupada como para faltar a todas las clases de ese día.

Eran las diez de la mañana y su clase de Teoría Política sería a las once, debía entregar un incompleto resumen pues se había dedicado a escuchar música a todo volumen, quedarse vagueando echada en la cama, salir a la calle a pasear por allí muy despreocupada. Había días en que ya no sabía ni por qué iba a la universidad, pues no estudiaba, no hacía prácticas, no hacía ni un mínimo esfuerzo por aprobar las materias.

Sus padres eran muy adinerados y habían rentado el departamento universitario en el que vivía. En realidad ellos andaban tan ocupados que ni siquiera preguntaban por el rendimiento académico de su hija, ni siquiera sabían que era la segunda vez que Diamond Tiara, su adorable niña consentida, repetía el primer año de la licenciatura debido a su falta de asistencia a clases y exámenes. La falta de responsabilidad de la chica en cuestión se debía a una falta total de autoridad y buena educación. Tenía todo tipo de lujos electrónicos, ropa de marca, muebles carísimos y un auto convertible último modelo color plateado que descansaba en el garaje. Tenía todo lo material con lo que alguien pudiera soñar, incluso lo que no.

Tenía el cabello color lavanda con blanco y liso hasta unos pocos centímetros más abajo de los hombros, ojos azules grisáceos muy hermosos, expresivos y penetrantes; la nariz respingada. Sin embargo, lo que más le distinguía era su forma de vestir pues siempre se ponía pantalones de jeans muy cómodos que no le apretaban para nada las piernas, pescadores o simplemente pantalones desmontables de esos con muchos bolsillos. Para el tronco siempre llevaba alguna playera que iba más a su medida; pero con dibujos extraños sin forma y las cómodas sudaderas que tenían a letras como decoración principal. A veces incluso se ponía una gorra, hacia atrás o hacia adelante. Tenía un símbolo chino tatuado en la parte derecha trasera del cuello que significaba “viento”, un arete en el ombligo que nadie nunca vio y varios tipos de pulseras adornando sus muñecas.

En personalidad era todo lo contrario a su adinerada familia, era despreocupada y ausente del mundo, amigable, sencilla y con buen sentido del humor; sin embargo, vista desde lejos no parecía ser así pues siempre llevaba la clásica expresión de “enemistad”; que había adoptado desde pequeña. Pero era una buena persona, a pesar de ser distraída, a veces torpe y entrar a etapas transitorias y circunstanciales en las que no le encontraba sentido a su vida.

Los chicos cercanos a ella se le declaraban a montones y ella nunca aceptaba. No había planeado ser novia de ningún hombre en su vida, ya que… le gustaban las chicas. Pero no andaba mirando chicas por las calles, no era su costumbre y le parecía una pérdida de tiempo, si le tendría que llegar alguien, llegaría por sí sola. Así pasó sus últimas cuatro primaveras, de las 19 ya cumplidas.

Aquella mañana decidió levantarse, hacer el desayuno con cereal y lavar su pijama celeste de ositos. Fue muy rápida, pues sin saber por qué, tenía urgencia de ir a la universidad… tal vez su subconsciente le decía que un poco de vida social no le haría daño o incluso, comenzaba a hacerle entrar en razón sobre el estado de sus calificaciones. Se vistió rápidamente con la ropa interior necesaria, un pantalón desmontable color verde y una playera color blanco con el dibujo de un gato en el centro, sólo se pondría eso por ahora ya que había salido el sol y prometía ser un día con temperatura estable y agradable. Se puso unos zapatos deportivos blancos con verde. Se lavó la cara, se hizo una cola en el pelo, alzó su mochila y el incompleto resumen en el que extrañamente había estado trabajando la noche anterior, luego salió de su departamento, cerrando la puerta con llave.