Vergüenza

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Diamond Tiara se lanzó de nuevo a sentarse sobre la tarima del aula, pensando en la estupidez que había hecho. Tal vez hubiera sido mejor seguir alguna otra cosa o simplemente hacer un poco de esfuerzo mental y recordar a la chica de ojos naranja en aquella escuela de aikido. Eso hubiera servido de pretexto para hablarle “Hola, ¿Me recuerdas? Soy Diamond Tiara, te vi en la escuela de aikido”. Cualquier cosa hubiera sido mejor que aquél “tropiezo accidental”. Se sentía tan tonta y avergonzada cada vez que recordaba o imaginaba cómo se habría visto su cara cuando la chica no cayó en el jueguito.

Por fin salió de allí unos 10 minutos más tarde, no encontró a Pipsqueak así que no se despidió de él. Caminaba tranquila, relajada, pensando con la cabeza un poco más fría, pensando si luego del error cometido, habría alguna opción para acercarse a esa chica. Y claro, aún no olvidaba la sensación que recorrió su cuerpo las dos veces que la miró, además de ese sentimiento de ya conocerla de alguna parte. Algo no andaba bien y ella llegaría al fondo de esto; pero aun así, seguía encantada con la belleza y la mirada de aquella pelirroja. Por alguna razón necesitaba acercarse a ella y eso lo haría de la manera que sea. Aunque lógicamente no lo haría muy pronto pues primero debería pasarse su vergüenza, haría un nuevo intento al menos dentro de una semana o dos.

Decidió que dejaría el aikido y todo ese mundo. Dejaría la escuela debido a la humillación que había pasado allí, no podría dar la cara de nuevo, a pesar de haber sido aprendiz desde muy pequeña. No iba a darse el lujo de volver para ser observada incómodamente y como un bicho raro.

Hizo eso esa misma tarde, fue a su escuela y a pesar de que le dolió mucho dejar aquél arte que le gustaba tanto practicar, creía que era lo mejor para su bienestar mental. Su maestro le rogó que no lo hiciera; pero ni eso sirvió para cambiar su postura. No quería volver a ver a Silver Spoon, pues después de todo, sí le dolía el recordarla y le dolería mucho más el volver a verla.

Al salir de la escuela, a la cual se trasladó en su auto, vio que eran las 2:45 PM y las clases ya comenzaban a las 3:00 PM, en cualquier momento llegarían las otras y no se equivocaba, pues una conocida chica se asomó por la esquina. Al verla, Diamond simplemente se dio la vuelta y caminó rápidamente hacia su auto, encendió la radio y arrancó a toda velocidad hacia quien sabe dónde.

Luego de un momento de carrera por una vacía avenida, paró el auto a un costado y apoyó su cabeza sobre el volante mientras aguantaba las lágrimas. Su corazón estaba hecho trizas… siempre se hacía la que era fuerte y aguantaba todo; pero en realidad, todo lo que le decían y hacían llegaba hasta el fondo de su alma y le calaba lenta y dolorosamente. El ver a Silver Spoon ese día, otra vez apareciendo por esa esquina, le hizo sentir un dolor inaguantable que simplemente la llevó a huir lejos de ahí… en verdad la había querido mucho, en verdad se había enamorado de ella, y… ella jugó con sus sentimientos de una manera tan cruel que hizo quedar a Diamond Tiara como una tonta.

El día anterior, cuando todas se burlaban de ella, simplemente respondió con un sarcasmo para cubrir su gran dolor, decepción, tristeza e ira. Diciéndoles: “inmaduras… ¿No tienen algo mejor que hacer?” se dio la vuelta y caminó a paso rápido hacia su auto… arrancando a toda velocidad, haciendo rechinar las llantas y los frenos.

Se quedó recordando todo, así por unos 15 minutos más, luego se calmó y se concentró en la radio, que ya llevaba tiempo de no ser encendida; en ese programa hablaban algo acerca de la comunicación de los padres con los hijos, que era esencial para una buena relación con ellos y su educación; además de su felicidad. Diamond solamente rió irónicamente mientras negaba con la cabeza; apagó la radio y manejó hasta su departamento. De repente, sonó el tono de su celular…

Encuentro Accidental [AppleTiara]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora