Diamond Tiara: bueno, debo irme. -Dijo la pelilavanda sin sonreír y dándose cuenta de su propio tono de reproche.- En cualquier momento comenzará a llover, el cielo está nublado.Rumble: bueno, nos vemos Diamond, un gusto. -Dijo el chico levantando la mano.-
Applebloom no dijo nada; pero la seguía mirando de esa manera que no podía descifrar. Era un brillo muy extraño en sus ojos, hasta parecía feliz de verla, tal vez avergonzada… la pelilavanda no quería seguir haciéndose ideas así que guardó las malditas monedas culpables de tan desagradable encuentro, se dio la vuelta y se alejó a paso veloz sin voltear.
Recién se dio cuenta de lo que eso significaba, Applebloom se había buscado a otro y estaba haciendo su vida muy feliz y tranquila mientras que ella se moría todos los días pensando en su imagen, creyendo ilusamente que tal vez ella la quisiera, que tal vez ella también la pensaba, que tal vez ella también se moría de ganas de hablarle BIEN. Pero no, de nuevo había caído en crearse ilusiones falsas de un presente que sólo existía en su imaginación.
Entró a otro supermercado y se compró una bebida energizante de esas caras, sólo por comprar, sin ningún motivo aparente. Cuando ya estuvo a dos cuadras de su departamento comenzó a llover, apurando el paso. Llegó a su departamento y entró a su cuarto que fue de Silver Spoon por mucho tiempo. Observó la cunita, eso sí le daba más pena que otra cosa: la bebé no se lo merecía. Pero ya ni qué hacer, la desarmó y la guardó en su pequeña alacena, al día siguiente la donaría a un hogar infantil, incluida toda la ropita y juguetitos de bebé que había comprado.
Cambió las sábanas de su cama y barrió el cuarto. Organizó el escritorio mientras seguía tomando la bebida que se había comprado. Fue a la cocina y dio unas cuantas vueltas. Ordenó un poco las cosas. Salió a la sala mientras agarraba la botella. Se sentó en el sillón, se volvió a levantar. Dio vueltas alrededor de la mesita de sala. Encendió la televisión, pasó unos cuantos canales y volvió a apagarla. Miró su celular, lo apagó y lo volvió a encender. Fue a la alacena que tenía al lado de la cocina y volvió a la sala. Parecía un mamífero encerrado sin saber qué hacer. Entró de nuevo a la cocina.
De pronto, agarró la botella de bebida energizante y con un grito de furia la lanzó contra la pared de mosaico de la cocina, sin haberla acabado aún. No podía quitarse ese nudo en la garganta que le había causado el ver a Applebloom con aquel tipo y a cada paso que daba se desesperaba más, le daba más rabia, su pecho se sentía más presionado, su respiración se hacía cada vez más entrecortada y aquello que estaba tomando le hacía dar ganas de vomitar.
Fue rápidamente a golpear la mesa, no sabía qué hacer para quitarse esa maldita sensación que le acosaba de una forma terrible. Ya no quería sentirla, demasiado silencio, demasiada oscuridad, demasiadas ganas de salir corriendo e ir a gritarle a Applebloom y preguntarle por qué demonios estaba con ese tipo, por qué demonios no estaba con ella, por qué demonios no podía perdonar ese maldito error que había cometido, y si en verdad ella la había querido alguna vez.
Gritarle que ella sí recordaba todas las cosas que habían pasado juntas hace tantos años aunque ella ni siquiera sepa de qué esté hablando. Estaba más que desesperada, volteando sus propias cosas y adornos de la sala a su paso, sin saber cómo hacer para no sentir esa terrible presión en el pecho, sin saber a qué volumen gritar para quitársela de encima.
Recordando una vez más, aquel pavoroso encuentro.
¡ESPERA!
“Applebloom me ha hablado mucho de ti, no sabes cuánto, tiene miles de fotos tuyas en su celular, por eso te reconocí rápido… no para de hablar de ti”.
ESTÁS LEYENDO
Encuentro Accidental [AppleTiara]
RomanceEsta es la historia de una chica de 19 años llamada Diamond Dazzle Tiara, la única heredera de la multimillonaria familia Rich. Estudiante de primer año de Comunicación Social en una de las universidades más famosas del país. Su vida no va más allá...