Ella no te merece

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Ella no te merece.

Era un día ordinario en la vida del joven Kevin, como era costumbre se encontraba en sus clases de baile.

Este chico era asombroso, no por nada tenía tantas fans. Aparte de que bailaba, era bastante apuesto, listo, trabajaba, tenía un buen cuerpo, pero todo eso le pertenecía a alguien: Guadalupe la joven, no.... mejor dicho la señora que se lo robo de la cuna pues, aunque esta le doblara la edad él se sentía ya todo un hombre, y se entregaba completamente a ella.

Después de sus clases, Kevin llevo a Guadalupe a pasear por la ciudad, comieron, fueron a hacer las compras. Al terminar, mientras caminaban a casa, un famoso canal de YouTube, lo detuvo.

-Hola amigos, ¿ustedes son pareja? - preguntaba la chica de cabello marrón y plata.

-Si...- contestó el joven entusiasmado. Mientras Guadalupe lo negaba, simplemente se resistía a admitir la relación que tenía con él.

Después de una corta charla, Kevin entrego su teléfono a Liz, la chica que lo liberaría de aquella Zuripanta.

En aquel teléfono todo estaba normal solo encontraron unas cuantas imágenes comprometedoras, pero eso sería lo de menos.

Guadalupe comenzó a ponerse nerviosa, simplemente daba a notar que era infiel. Liz encontró mensajes con su supuesto jefe, con el cual hacia sucios tratos por un ascenso. Kevin reacciono agresivamente, mientras el público se burlaba, grababa e incluso gritaba, Guadalupe le confesó con enojo, al pobre chico, que efectivamente, él solo era un juego, que solo era un niño y que ella necesitaba un hombre. Después de abofetearlo, salió de ahí.

- Amigaaaa- Liz sorprendida le dio su teléfono.

Hirviendo en enojo, Kevin comenzó a correr tras ella, pero lo detuvieron antes de que pudiera alcanzarla. El chico comenzó a llorar, con enojo maldijo a la vieja que había jugado con él.

Con enojo y frustración comenzó a estampar su cabeza contra un teléfono público a lo que Liz y un policía lo detuvieron, después, buscando consuelo, abrazó al policía que se encontraba frente a él. Compartiendo calor el chico encontraba lo que necesitaba.

Después de ello el chico salió de ahí, no sin antes dar las gracias al policía.

-Gracias, y lo siento. Realmente me siento muy mal –explicó avergonzado.

-No te preocupes –le contesto en policía sonriendo. -Mi deber es ayudar. Si usted necesita mi apoyo, lo tendrá.

-Bueno. Lo agradezco. Ahora debo volver a casa.

-Claro. Espero que se encuentre mejor y recuérdelo... ella no te merece.

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No eres sólo un mocoso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora