Mis manos toman de forma nerviosa una simple chaqueta. Una chaqueta con un tejido de cuero, de color marrón, que tiene un tacto algo áspero pero suave a la vez. Pues cuando aquel tejido envuelve mis brazos y gran parte de mi tronco de forma inmediata, puedo describir el tacto como algo raro, pero que se siente bien a la vez. Aún mantiene de forma intacta la colonia que el francés llevaba el otro día.
Miro al espejo una y otra vez recorriendo mi silueta, pues necesito comprobar que las mangas de esta chaqueta de cuero marrón no me queden muy estrechas, muy apretadas o muy largas. O tal vez que la parte interior no haga que mi piel se irrite y que comience a tener picores sobre mi piel espeluznantes.
Pues tiene las medidas perfectas. Ni tiene unas mangas muy estrechas o muy finas. Ni un tejido abrumador, abultado, o demasiado fino. Tal vez tiene las medidas perfectas, debido a que el francés la ha tenido puesta más de cinco meses.
—Te queda bien —el rizado sonríe mientras atrae parte de mi cuello con su brazo izquierdo. —. Solo espero que la cuides o no vomites en ella.
—¿Tuviste alguna noticia sobre mi abrigo? —río.
—Mi madre dijo que va a ser difícil que se seque sin que quede totalmente arrugado —ahora se para sobre una de las sillas que hay colocadas sobre el pasillo de mi humilde y mediano apartamento, localizado sobre las afueras de aquellos barrios lujosos de todo el país. —. Pues se arrugó demasiado.
—Creí que mi madre me mataría al llegar —el tono de mi voz baja consecuentemente cuando veo como mi hermano produce un ruido extraño. —. Estuvo mirando mi cara al menos por media hora.
—¿Y no notó que tuviste resaca? —su mirada se vuelve interrogante. —. ¿Ni si quiera que tu ropa estaba húmeda?
—Le dije que fue debido a la lluvia —río sin poder parar, y comienzo a bajar las escaleras. —. ¿Te levantaste muy pronto?
—Sí —una palabra afirmativa sale de sus labios. —. El examen de matemáticas es después del descanso y me quedé toda la noche revisando y repasando las fórmulas. —el rizado ni si quiera sonríe, ni siquiera me nutre de aquellas risas que son totalmente plenas para mis oídos, pues realmente el francés se ve cansado.
—Necesitas un descanso, Thom —por un breve momento siento pena, siento lástima por él, lo atraigo hacia mi pecho y le doy un beso en la cabeza. —. ¿Cuánto hace que al menos no duermes diez horas diarias?
—Varios meses —el joven replica. —. Sé que solo quedan como cuatro meses para terminar este horroroso curso, y después seré libre. —seca el sudor abrumador de su frente y suspira. —. Como te dije, aún tengo los cinco mil francos que mi padre me regaló por mi cumpleaños. —muerde su labio durante varios segundos y después dirige su mirada apagada y cansada sobre mi rostro, que también está algo decaído. —. Es probable que viaje a Estados Unidos.
—¿Has montado en avión? —le miro de forma curiosa. —. ¿Alguna vez saliste del país?
—He montado con mis padres varias veces —replica. —. Pero nunca he salido de Europa.
Le invito a sentarse sobre el sofá que hay colocado en el centro del comedor.
—¿Dónde tienes planeado viajar?
—Chicago. —sonríe con cierta emoción.
—¿Alguna razón en especial?
—Pues el house se originó allí —estira sus piernas cubiertas con unos pantalones grises sobre el gran respaldo trasero del sofá. —. Me gustaría ir a una rave allí, hace poco un estudiante americano me habló de que están como tres días sin parar de bailar y crear espectáculos increíbles ¿puedes creerlo? —sus ojos se iluminan como centellas. —. Es muy loco.
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𝐇𝐎𝐌𝐄𝐖𝐎𝐑𝐊 ─ daft punk fanfiction.
FanfictionPARÍS, AÑO 1992. Violet debe trasladarse, a París, durante un año con su familia, ya que su padre ha encontrado un trabajo como ayudante de un famoso productor musical francés. Se verá influida por la presencia de Thomas Bangalter y Guy-Manuel de Ho...