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« Es raro tener miedo;
Esa sensación es muy difícil de explicar, no hay sentido en ello, es como si te hicieras la pregunta de ¿Qué pasaría si la obscuridad invadiera tus esperanzas?

Fácil, hay una respuesta para esto.

La luz nuevamente llegará a tu alma, quieras o no habrá paz de nuevo en tí.

Sólo hay que saber esperar.»

El timbre había hecho eco por toda la institución, avisaba la hora de entrada a los dormitorios.

El pelinegro como todas las noches, solía entrar a su habitación, arrojar su mochila en algún rincón de su pieza, tomar la ducha y dormir; esa vez fué diferente.

Días anteriores avisaron de parte de la dirección que habría intercambios en el plantel, mas nunca dijeron el día con exactitud.

El joven al entrar a su cuarto, escuchó un ruido proviniendo de su baño, era la regadera.

<<¿Que demonios?>> Pensó adentrándose más.

Cerró la puerta con cuidado y tomó una almohada, ya que, estás eran muy incómodas y duras a su parecer, así que serían una buena arma de defensa. El agua había dejado de caer, Junhoe se alarmó, no podía ser algún estudiante más porque todos tenían prohibida la entrada a las habitaciones ajenas después de la hora indicada, ¿Que loco estaría ahí?

La perilla dio vuelta, la persona que estuviese dentro la pasaría muy mal, principalmente porque invadió su cuarto, segundo, tomó una ducha y tomó su shampoo, tercero, ¡Estaba desnudo!

Sólo la madera rígida de la puerta los separaba, rogaba porque trajera toalla puesta.

Al abrirse está completamente, dió paso a un chico igual o un poco menos fornido que él, por suerte esa prenda de algodón estaba envuelta en su cintura, cubriendo parte de sus huesos y su masculinidad, el chico traía otra toalla en la mano y venía secando su obscuro cabello, estaba adentrado en sus cosas, hasta que un carraspeo de Junhoe lo hizo voltear.

— ¿Que haces en mi habitación?—Dijo después de cruzarse de brazos frente al chico.

— Nuestra.— recalcó el contrario, a lo que Koo le vió de una forma amenazante. Oh, creo que tú eres Junhoe, el señor Kang me mandó aquí, dijo que te vendría bien algo de compañía.—Sonrió el chico tratando de aligerar el pesado ambiente que se había formado entre ellos.

<< Maldito Kang.>> Junhoe tenía cierto odio hacia ese tipo, solía tener favoritismos en el instituto, era un gilipollas.

¿Y tú quién eres?— Seguía con el ceño fruncido y sus brazos cruzados.
¿Quien te dejó tomar mi shampoo y jabón?— Le arrebató sus cosas de las manos.

Perdón, las vi ahí y pensé que eran públicas.

Esta habitación tenía un dueño, así que eran míos.— Se dirigió a poner nuevamente los productos en su respectivo lugar.

"Tenía un dueño".— Lo arremedó.
Ahora son dos.—Sonrió con un toque infantil y de diversión.
— Me llamo Jiwon y seré también dueño de este cuarto.

Imbecil.

☁⛅☁

Al fin los ventarrónes y lluvias estaban bajando, ya podía salir la gente con un paraguas y sin olvidar lo más importante, los rayos de luz ya podían ser presentes entre las nubes.

The Music Made The Artist ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora