¿Quién? [NarutoFem]

Capítulo 1

Pov Narrador

–Qué aburrimiento .–pronunció una linda rubia de ojos color mar, se encontraba sentada en su sofá, sin saber que hacer.–Tal vez debería ir con Iruka-sensei para comer un miso ramen.-Sonrió bobamente al imaginarse tal escena.

Eso fue lo que hizo, con un justu de transformación se transformó en una versión de ella pero varonil para proceder a salir de su pequeño, pero acogedor, apartamento.

Ella no salía mucho, ya que le resultaba muy incómodo ser el centro de atención, y no de una buena manera. Su solución fue saltar por cada techo de casas ajenas para llegar a su destino sin tener que pasar por lo ya mencionado.

Se detuvo frente a una puerta en un gran complejo de apartementos. Tocó sutilmente la puerta, sabía de antemano que a su maestro no le gustaba los golpes fuertes e insistentes.

Sonrió cuando un castaño, alto, y con una cicatriz atravesando su puente nasal, se hizo presente frente a la rubia.

El joven le regresó el gesto.

–Hola Naruko.–saludó, asegurándose de que nadie ajeno escuchara su conversación.–¿Qué te trae por aquí?–Se atrevió a preguntar.

–¡Pensaba comer un gran plato de miso-ramen!–contó la ojiazul.–Pero antes quería saber si tu querías acompañarme.

El mayor sonrió de lado para después responder –Está bien, pero esta vez tu pagarás lo tuyo.–advirtó recordando lo que había pasado días atrás. Había gastado la mayor parte de su sueldo en ramen, y no pensaba volver a repetirlo.

La rubia río nerviosamente.–Claro sensei.–Respondió, todo sea por un momento en "familia", como ella les solía llamar.

Pov Naruko

Caminamos directo a Ichiraku Ramen, pero a mitad de camino volví a sentirme un fenómeno con todos mirándome y susurrando a mi alrededor. Lo que hacía recuperarme, era que tenía a la persona que más me apoyaba justo a un lado mío, quien ignoraba olímpicamente el ambiente y la tensión que había provocado al salir conmigo.

Finalmente llegamos a nuestro destino. Nos sentamos en las los habituales asientos del local, un olor muy conocido para mí llegó a mis fosas nasales.

–¡Quiero un miso ramen!– exigí, ya tenía la suficiente confianza con los dueños, por lo que no me importó mostrarme de manera "irrespetuosa".

Escuché la risa de Iruka a mi lado.–Dame lo mismo.–pidió con más calma.

La chica castaña, conocida como Ayame, tomó la orden y se dirigió con su padre Teuchi, quien elaboraba mi tan preciado ramen. Rápidamente se puso en acción cuando recibió la información.

–Iruka-sensei.–lo llamé, este giró su cabeza y enfocó su vista en mí.

–¿Si?–Me respondió con su típica tranquilidad.

–¿Puedo usar tu badana' tteba?–Pregunté con emoción, ya que siempre eh querido saber que se siente el convertirse en Gennin y llevar una banda en señal de logro en la frente.

–No.–me respondió, negando con su cabeza en repetidas ocasiones.–Solo podrás usarla cuando tu te la hayas ganado y merecido.–explicó volviéndose serio.

–Oh.–realicé un pequeño puchero involuntario.–Vamos Iruka-sensei.–intenté convencerlo, puse ojos de cachorrito, ya que según todos esa era la mejor forma de convencer a alguien mayor.

–Dije que no.–respondió, intentando mantener su postura seria, aunque en el fondo Iruka no pudo evitar pensar que su alumna se veía adorable de esa forma.

Pov Narrador

Los dos seguían discutiendo sobre el mismo tema, aunque su pequeña pelea fue interrumpida por Ayame con sus pedidos ya listos.

–Aquí tienen.–les dijo la chica, depositando los platos justo delante de ellos.

Naruko enfocó toda su atención al plato de fideos frente a ella, se olvidó completamente de la pelea que anteriormente estaban teniendo. De forma efímera tomó unos palillos y comió el contenido del recipiente.

Iruka se limitó a observar a la menor comer felizmente su tazón de ramen, una sonrisa de lado hizo presencia en su rostro.

No pudo evitar pensar en cierta pelirroja de ojos violetas.

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P

ov Narrador

El sonido de una puerta creándose inundó el lugar, éste fue creado por una pequeña ojiazul al llegar a su hogar, observó de arriba a abajo el lugar, verificando que no hubiera nada fuera de lo normal.

Prosiguió a deshacer el justu de transformación. Unos rebeldes mechones rubios hicieron presencia en su espalda, hombros y cara. Físicamente era muy linda, ya que gozaba de unas hebras rubias brillantes a la altura de sus omóplatos.

Su cuerpo seguía en desarrollo, por lo que todavía tenía esperanzas de seguir creciendo. Su piel trigueña era suave y hacían el perfecto contraste entre sus ojos azul-celeste y su cabello rubio. Lo malo es que tiene que ocultar tales características bajo un jutsu.

Hiruzen le había enseñado a usar su chakra desde que cumplió los 8 años para poder realizar el justu de transformación y no tener que cortarse el pelo cada cierto tiempo, y, en un futuro no muy lejano no tener que usar las vendas incómodas alrededor de su pecho para que este no se notara.

Naruko prosiguió a darse un relajante baño, eso la relajaba mucho y la hacía sentir que liberaba un peso de su cuerpo.

Se miró por última vez al espejo, observando sus rasgos durante unos segundos. Siempre pensaba en la posibilidad de que tenía que transformarse porque era fea, más Iruka y el tercero siempre lo negaban y decían que era muy bonita. Dio un suspiro y después le sonrió a su reflejo en el espejo.

–Algún dia lo sabrán.–murmuró dandose animos a si misma.–Un poco más.–Dijo por última vez.

Al siguiente día tendría que hacer su examen de ascenso a gennin oficial, por lo que no quería fallar.

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Alcantarillas

Otra vez el mismo sueño

...O mas bien, pesadilla.

Estaba en un pasillo en el cual estaban ubicadas las alcantarillas, el agua de ésta sobrepasaba sus talones. Siempre lograba escuchar gruñidos del otro extremo de estas alcantarillas, pero cuando estaba a punto de descubrir al causante de su insominia, despertaba.

Y eso mismo pasó.

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Despertó con la respiración agitada, intentando en un vano intento de regular su respiración. Cuando lo logró dio un sonoro suspiro y logró calmarse.

–Sólo fue un sueño.–se dijo a si misma para calmarse y posterior a eso levantarse.

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