La Búsqueda de un Ángel

Capítulo 9: Solo una Sensación

Solo una sensación
Dime como te sientes
Piénsalo, no lo dudes
Sólo espera, estoy listo ahora
Entrégate a mí, yo te tomaré

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Milenios Atrás

Kong se dejó caer en el asiento frente a Wad y le dirigió una sonrisa torcida.

"Entonces, ¿por qué me has estado siguiendo?" preguntó.

Kong no perdia el tiempo, pensó Wad mientras golpeaba su cerebro por una respuesta apropiada.

"Yo, uh ... solo quería saber cómo es que andas por ahí luciendo así," dijo tartamudeando.

La sonrisa en la cara de Kong se desvaneció. "¿Mirando como qué?" preguntó.

Wad podía ver que los ojos de Kong se estrechaban peligrosamente. Estaba completamente intimidado por lo atrevido que era Kong.

"Admiro el hecho de que no tienes miedo de ser tú mismo. Dices lo que piensas y realmente te preocupas por los demás," agregó. Era algo que a Wad le faltaba de verdad.

La alegría en el rostro de Kong se había desvanecido. Wad se dio una patada mental. Esperaba hacerse amigo de Kong, y las cosas no se veían muy bien.

Kong dijo en voz baja, "Ahora sé quién soy y sí, no tengo miedo de decir lo que estoy pensando."

Wad evitó el contacto visual. Sabía exactamente de qué estaba hablando Kong. Recuerdos de un pasado que había enterrado en un rincón oscuro en su cabeza resurgieron.

"¿Por qué pones esa cara?" Preguntó Kong, luciendo ligeramente divertido.

"¡No estoy poniendo ninguna cara!"

"De todos modos ... ¿me estuviste siguiendo solo para hablar de eso?" Kong preguntó, rompiendo el incómodo silencio.

"¡NO! Pensé que parecías interesante. Así que quería conocerte," respondió Wad.

Kong levantó una ceja. Sus ojos se agrandaron como si de repente hubiera descubierto algo.

"¡Oh no!"

"¿Qué?" Wad preguntó, confundido.

"Por favor, no me digas que eres uno de esos hombres heterosexuales confundidos. Porque te daré un puñetazo."

Wad se echó a reír, le dolía la cara, no estaba acostumbrado a sonreír. Kong era lindo, y su corazón había estado saltando de su pecho desde la primera vez que Kong había entrado en la biblioteca.

"No ... no estoy confundido. Sé exactamente lo que quiero."

"Tuve la sensación de que lo hiciste porque yo también lo hice," dijo Kong dándole una de sus sonrisas coquetas.

"Tuviste una sensación, eh." Wad estaba sonriendo de nuevo.

"¡Oye, Wad! ¿Cocinaste y te comiste tu teléfono?" Dijo una voz, sobresaltándolos.

"Lo tengo en silencio. ¿Sabes que esta es la biblioteca?" Wad dijo entre dientes.

"Debería irme," dijo Kong mientras se levantaba.

"Espera ..." comenzó a decir Wad.

"Si quieres continuar nuestra conversación, Tutah tiene mi número," dijo guiñándole un ojo a Tutah.

Tutah y Wad lo miraron fijamente mientras se alejaba.

"Tienes su número?" Wad le preguntó a Tutah.

"Sí, lo tengo, y qué hay de eso, ya sabes que soy fabuloso."

"¿Lo conocías y no me dijiste nada?" Wad dijo con voz severa.

Tutah ignoró la pregunta. "Entonces, ¿por qué estaba hablando contigo?"

"Se fijó en mí," respondió Wad, satisfecho consigo mismo. Era un comienzo.

"Es demasiado bueno para ti," dijo Tutah sarcásticamente.

"Relájate ... solo quiero ser su amigo."

Tutah suspiró en voz alta. "Es una de las cosas más ridículas que te he oído decir."

Wad había desconectado a Tutah. Nadie podía impedir que obtuviera lo que quería. Ni siquiera el mismo Kong.

Lo que Wad no sabía era que Kong se convertiría en un adversario digno.

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"A veces se encuentra un Ángel en la oscuridad."

– K. Webster, Alpha y Omega