Relato /" Un Buen Padre "

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Segunda vez, es la segunda vez que vuelvo en el tiempo pero mi objetivo se ve frustrado por las reglas no escritas de este Hechizo.

No existía nada que pudiera hacer, ella estaba muerto, por tercera vez  para mi y no existía nada que pudiera hacer.

Los rubí tienen una cualidad extraudinaria para absorber un poco del alma de su portador, sus recuerdos y sus vivencias, generan una especie de "copia"  de la vida de su portador, con ellos puedo volver en el tiempo, un punto congelado  en las vivencias de esa persona.

Yo le entregué este collar a Dana con la intención de ayudarla si alguna vez era necesario, pensé que era un plan perfecto, pero tenía un enorme error en mi cálculo.

El rubí solo funciona con el primer recuerdo desde que es entregado a su último portador, es decir, el rubí guarda la información a partir de que se le entrega por primera vez a una persona.

Yo le entregue ese collar a Dana mucho antes de que enfermara, lo cual  me hubiera dado el tiempo suficiente de volver y salvarla, pero, no contaba con que pocos días antes de morir, ella le entregará ese collar a nuestra hija, Chara, un horrible error de cálculo, si le hubiera dicho a Dana lo del collar, si no se lo hubiera entregado a nuestra hija, pude haberla salvado.

Cuando volví en el tiempo me tope con la horrible realidad de que solo podría volver una semana antes de que ella muriera, ni con toda mi investigación podría frenar el avance de su enfermedad.

Era difícil aceptarlo, no quería aceptarlo, todo mi esfuerzo investigando el poder de los rubí, toda mi investigación no sirvió de nada.

Intente encontrar todas mis alternativas, pero era en vano, lo único que podría era seguir sin el amor de mi vida, sentía que no podría, pero la verdad es que aún quedaba una sola cosa que me mantiene cuerdo, esa es mi hija, aunque ella no lo sepa, su padre adoptivo, su madre y yo decidimos nunca decirle nada hasta quizás cuando fuera mayor, pero era un tema difícil de manejar.

Celio estaba tan afectado como yo con la muerte de su esposa, el también la amaba mucho, lo sabía, su hija Frisk también estaba completamente destrozada, no hablaba nunca, era como su fuera una muñeca que camina, me sentía mal por ella pero mi prioridad era Chara, ahora tenía que cuidar de ella de forma discreta sin su madre para ayudar.

Además, olvidaba algo más, sonreí solo para mi, ella no era mi única hija, tenía dos hijos adoptivos que adoraba, Sans y Papyrus eran mis dos hijos adoptivos, con estos años les eh tomado gran aprecio, los quiero como si realmente fueran míos.

- es verdad, ahora no puedo dejarme vencer... Aun los tengo a ellos tres- pensé en el rostro de Dana, aguantando las ganas de llorar, ella sería mi fuerza ahora.

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Los días pasaron, aun no dejo de sentirme destrozado pero al menos intento ser fuerte por todos, el Rey esta algo vulnerable, extrañamente ahora se apoya en mi más que nunca, comienza a recibir mucha precio de parte de los nobles sobre apresurar un tratado de paz con el Reino bajo la tierra, era algo que teníamos planeado desde que murió el padre de Dana, pero con la muerte de la reina no era el mejor momento para preocuparse por casar a una de "sus" hijas, aun así estaba obligado a tomar una desición al respecto.

Mis hijos tampoco eran los mismos, Chara era muy reservada ahora, hablaba poco con los empleados, estaba preocupado por ella y hacía lo que podía para animarla, me tiene mucha más  confianza ahora, creo que me ve como su tío o algo parecido.

La princesa Frisk esta extrañamente bien ahora, parece mucho más animada que la muñeca de hace unos días, tanto que Chara parece molesta con ella por no verse igual de afectada, pero tengo mis sospechas de la razón.

Sans, mi hijo mayor, el y la princesa eran inseparables, casi me recordaban a mi y a Dana cuando eramos niños, pero últimamente ellos no se hablan, pero a veces veía a Sans espiar la a escondidas, ese niño tenía un enorme talento mágico, icliso mejor que yo, estaba casi seguro que el afecto la memoria de ella de alguna manera, para hacerla olvidarse de su madre.

Di un largo suspiro, después tendría que reprenderlo, ese tipo de magia es compleja y si no se maneja con cuidado podría causas serios problemas, no es algo para jugar.

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El tratado se concreta de forma satisfactoria, recibimos la visita del rey Asgore y su familia, una hermosa mujer llamada Toriel, aunque no se parecía físicamente a Dana, me daba una sensación similar, me hacía extrañarla más.

La buena noticia, es que mi hija parecía volver a sonreír de nuevo, el hijo del Rey Asgore, Asriel, era un niño alegre que rápidamente se ganó la amistad de ambas princesas, parecía que las cosas podrían salir bien.

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El pacto se decidió por fin, la princesa Frisk se casaría con el príncipe Asriel, era la desición más lógica, para el pueblo Chara es la mayor y la sucesora al trono, es normal que para un pacto político quien se case sea la segunda hija.

Pero los únicos que no parecían felices con la desición, eran mis dos hijos, Chara y Sans, debí adivinarlo,  Chara comenzaba a desarrolar sentimientos por el príncipe y Sans, el ya estaba perdidamente enamorado de la princesa Frisk, pero no existía nada que yo pudiera hacer, la desición estaba tomada y por mucho que quisiera intervenir por mis hijos, no era lo correcto, son jóvenes, aun tienen tiempo de encontrar a alguien más.

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No daba crédito a lo que veía, frente a mi el cuerpo inerte de mi hija, justo debajo del balcón de su habitación, arriba, una temblorosa Frisk siendo protegida por un niño de cabello blanco, asustado de su crimen.

Sabía que no debía dejar las cosas así, sabía que no era bueno fingir que no me daba cuenta, los celos que Chara comenzaba a cultivar sobre su hermana, a esa edad pueden ser peligrosos, no necesitaba que me lo dijeran para saber lo que pasó, conocía a mis hijos mejor que nadie, Chara intentó lastimar a Frisk, intento reclamarle por olvidar a su madre, por quitarse a su único amigo, yo lo sabía y aun así no hice nada para impedirlo.

Mire hacia arriba incrédulo, en el balcón vo los brillantes y asustados ojos de Sans, ese niño que tanto había querido, que crié como si fuera mío, me quito mi última esperanza para seguir vivo, en su obsecion por proteger a la chica que ama, en la misma obcesación que me arrastró a crear el collar de rubíes para proteger a la persona que amas, esa obsecion me arrebato a mi hija, MI verdadera hija, mi último recuerdo de la persona que amaba.

Al final no pude más que caer de rodillas, dudoso toque el collar de rubíes que sobresalía del vestido rasgado de Chara, sin querer toque el frío de su piel, aguante las ganas de llorar, por una vez agradecí que este collar mantuviera los recuerdos de su último portador.

Sin mirar a ese niño de nuevo, me aferre al collar intentando no romperlo, no quería verlo, ahora no estaba seguro de que sentía por ese niño, se que probablemente fue un accidente, pero algo en mi se rompió  algo en mi ya no me deja pensar en el como un hijo, no, yo solo tengo una hija y ella ahora está muerta, no me queda nada que hacer aquí.

- Dana... Querida... Perdoname pero tendré que volver a verte morir - sin más, de nuevo y sin saber que eso solo era el inicio de una travesía sin fin, volví al pasado, a reescribir la historia, solo para encontrar una forma, un solo futuro donde pudiera estar con mi hija.

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Esprto que les guste este capitulo extra, siempre quise explicar un poco más a fondo la razón del desapego de Gaster hacia Sans y Papyrus, espero que les guste!

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