Iba de la mano de Héctor, me estaba guiando a algún lugar que desconocía yo solo sabia que estaba muy mareada tanto que ni le ponía importancia a que mi orientador me estaba agarrando de la mano aunque fuese por pena. Daba pena.
Salimos del instituto por la puerta que daba al patio trasero una brisa de aire fresco me golpeó la cara, se sentía de maravilla, mi vista estaba emborronada no sabia ni por donde pisaba solo caminaba como un zombie hasta que Héctor se detuvo.
-Siéntate aquí -me dijo señalando un banco con los colores del arcoíris. Me deje caer como un papel echando la cabeza hacia atrás topando esta en el respaldo curvado, Héctor se sentó al lado mío yo solo suspiraba y disfrutaba la sensación de la brisa en mi cara.
-Laura -rompió el silencio Héctor sin apartar la vista del frente- ¿Tu duermes bien por las noches? Ese mareo se debe a algo.
-Últimamente no muy bien -dije con los ojos cerrados- es un cúmulo de todo
-Entiendo, te voy a traer algo de agua, tienes que estar hidratada.
-NO -dije rápidamente mirándolo, Héctor se quedo inmóvil- no me dejes sola por favor.
-Vale, no te dejaré sola, pero quiero que estés calmada -me miro con una sonrisa de labios juntos- gírate, se como relajarte.
-Umm que cortes -dije dándole la espalda. Enseguida note el tacto de Héctor, colocó los pulgares en la parte superior de mi espalda, justo debajo del cuello y en ambos lados de la columna vertebral. Con un movimiento "en abanico" con sus pulgares extendidos, presionaba suavemente hacia la parte baja de la espalda.
Cerré los ojos inconscientemente, lo estaba disfrutando como nunca, en la vida me habían dado un masaje tan jodidamente placentero, estaba tan relajada que notaba como la cabeza me pesaba sobre los hombros.
-Joder Héctor... -susurré, mas bien parecía que estaba gimiendo su nombre- lo haces de puta madre.
-Lo se -se limito a decir casi susurrando- si quieres que pare me lo dices.
-No pares por favor... -estaba en una nube de placer no quería que ese masaje se acabara jamás- tus dedos...son mágicos -mis palabras salían de mi bola lentas y entrecortadas.
-¿A si? pueden hacer muchas mas cosas aparte de dar masajes.
-Como que Héctor -le dije, el seguía moviendo sus dedos sobre mi espalda.
Entonces paso lo que menos me esperaba que pasase, gracias al masaje y los dedos mágicos de Héctor comencé a sentir mi mente borracha, estaba en el jodido paraíso hasta que Héctor paro de masajear mi espalda. Yo seguía en babilonia pero podía notar como el se acerco a mi arrimando su rostro a un lateral de mi cuello con su boca cerca de mi oreja, su aliento chocaba contra la piel de mi cuello me ruborice al instante, mi mareo había desaparecido por completo.
-No lo quieres saber -susurro el con voz ¿excitada?
Espera un momentoo, pausa, que esta pasando aquí.. acaso le pongo a mi orientador JODER que hago tío QUE HAGO. Claramente yo me lo tiraría pero es mi orientador y es mayor que yo...pero esta bueno y es sexy ¿A por el Laura? A por el.
Me gire para poder mirarlo directamente a los ojos y poder soltar con seguridad la bomba.- Y quien te ha dicho a ti que no quiera saberlo. -Ajam no querido tu en tiracañas no me superas.
-Por tu bien Laura será mejor no despertar al monstruo, puede ser peligroso -dijo sereno mirándome directamente a los ojos. Su mirada tenía un toque de lujuria que me incitaba a seguir tentándolo. Hasta donde puedes llegar querido Héctor.
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*Mi sexy orientador*
Teen FictionNueva en el instituto Laura Menz se enfrentará a los problemas de ser una novata pero eso no es nada comparado con el nuevo orientador en prácticas que inevitablemente tendrá que conocer. Todo en su vida cambiará y lamentablemente no podrá evitarlo.