Cada vez odio más estar es esta estúpida ciudad, tengo un problema distinto cada día... añoro mi vida aburrida y sin complicaciones, por no mencionar que hoy inevitablemente veré a Héctor (o eso pensaba), no me imagino lo incomodo que va a ser después de lo que ocurrió entre el y yo.
Nerea me a medio obligado a hablar con Fran para pedirle disculpas por eso estoy ahora mismo desperdiciando mi recreo buscándolo por el instituto, me han dicho que está en la biblioteca el problema es que esto es un maldito laberinto y yo no soy una corredora.
Empecé a abrir puestas con el objetivo de encontrar la biblioteca, las indicaciones que me dieron me sirvieron de poco, en los pasillos solo se escuchaba el ruido de mis zapatos contra las losas, seguí merodeando mientras abría puerta por puerta hasta que Diosito me iluminó el camino, un cartel al final del pasillo señalaba la entrada de la biblioteca pero mi fortuna duró poco cuando sentí que me empujaban bruscamente hacia el interior de una clase vacía haciéndome caer al suelo cerrando de un portazo la puerta en mis narices.
-¿Pero que? -dije para mi misma gateando dolorida hacia la puerta.
-Pásalo bien guapa -esa voz- puede que te queden un buen rato ahí encerrada.
-No no no no abre la puerta -intente gritar pero gracias a la pelea con Fran mi voz estaba ronca.
Escuche como se alejaba riendo, era el mismo chico desconocido que me amenazó pero esta vez no estaba Héctor para salvarme. Gire el pomo pero claramente la puerta estaba cerrada, me había quedado atrapada en una clase vacía y a saber cuando saldría.
Héctor
Martes, nuevo día de mierda en este instituto lleno de criajos molestos gritando por los pasillos, es odioso tener que fingir asquerosas sonrisas aunque tengas un día asqueroso, siempre con la estúpida sonrisa en la cara.
-Hola Héctor -me saludaron a la vez tres chicas que esperaban en los pasillos.
Claro pero aunque quiera pasar de largo y ponerles mala cara... no puedo, tengo que ser amable con el alumnado, chorradas y mas chorradas.
-Buenos días -fingí una sonrisa amigable y encantadora y solo con eso las tres chicas se derritieron y saltaron de alegría a mis espaldas, con que facilidad se alegra la gente y yo aquí amargado, sexy pero amargado.
No me quitaba de la cabeza a Laura, si, Laura la adolescente que me esta causando este descontrol y revuelo en mi cabeza, hoy es el día, me someteré al autocontrol de nuevo a ese que se rompió el viernes en aquella fiesta y por primera vez en mucho tiempo estoy dudando de que pueda aguantar sin tocarla . Laura que me estas haciendo.
-Biblioteca -susurre para mi mismo cuando pase por enfrente de esta.
A lo lejos del pasillo pude ver al estúpido niñato que acorralo a Laura aquella vez, reía mientras se acercaba a mi, que habrá hecho ahora.
-Ehh ven aquí -le dije, mi mal humor incrementó por segundos. CONTROL Héctor, solo es un crio estúpido- que haces por los pasillos, es la hora del recreo.
-A ti que cojones te importa -me miro con cara de subnormal- largo de mi vista.
-A mi me hablas con educación o me dices ahora mismo de donde venias o vas directo a jefatura. -Ouuu yea Héctor bien hecho demuestra quien manda.
El estúpido crio me enseñó el dedo corazón mientras pasaba de largo ignorando mi amenaza, odio a los adolescentes.
-Que te den -esas fueron las ultimas palabras que dijo antes de desaparecer de mi vista.
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*Mi sexy orientador*
Teen FictionNueva en el instituto Laura Menz se enfrentará a los problemas de ser una novata pero eso no es nada comparado con el nuevo orientador en prácticas que inevitablemente tendrá que conocer. Todo en su vida cambiará y lamentablemente no podrá evitarlo.