Capítulo 15 - Discusión

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—Echo de menos a mi hermano —se quejó Yang Mi, tirada sobre la mesa del comedor. Me miró de reojo, como esperando alguna reacción por mi parte. Al no ver nada, se incorporó—. No me digas que tú no.

—Yo no tengo hermano —me hice la desentendida.

—Ya sabes que me refiero a Taeil, idiota.

—Deberíais invitarlo a él y sus amigos a jugar a fútbol los viernes. Cuantos más, mejor —irrumpió Jaehyun mostrando sus hoyuelos.

—Es buena idea. Le preguntaré si tienen tiempo para la semana que viene.

Así fue cómo toda la atención de la mesa estaba sobre nosotras. En cuanto Jaehyun se dio por satisfecho con su respuesta, se giró para charlar con Mark.

—Pero este sábado irás conmigo a visitar su apartamento, ¿verdad? —Yang Mi tiró de la manga de mi chaqueta, ya que mis brazos estaban sobre la mesa.

—Oh, es que mi madre quiere que mi hermana y yo pasemos tiempo juntas... —intenté inventarme. Quería evitar ver a Taeil por ahora. Él debía hacer un esfuerzo por dejar aquel sentimiento y yo debía olvidarme de sus besos.

Aquello era algo que jamás podía pasar con el de Yuta. Yo era una persona que miraba bastante los labios de una persona cuando hablaba. A veces lo hacía inconscientemente, pero ahora me daba cuenta con él, sobre todo porque no podía olvidarme de su beso del sábado. Nada de ese tema salió a la luz.

¿Cómo se posible que me sintiese atraída por los besos de dos chicos distintos? ¿Por qué demonios besaban tan bien?

Lo peor era que debía evitarlos a ambos, tanto por su bien como por el mío.

—Que se venga también.

—No es tu casa, Yang Mi —me reí levemente.

—Mi hermano estará de acuerdo. Él invitaría a su peor enemigo con tal de que tú fueses —se encogió de hombros, como si no fuese la gran cosa. Pero en realidad lo era.

Escondí mi cabeza entre mis brazos.

—Venga, Sun —insistió—. Le prometiste que irías.

—¿Por qué estás tan pesada con que vaya? —levanté un poco la cabeza para mirarla. Se quedó mirándome en silencio—. ¿Y cómo sabes que se lo prometí?

Vi cómo tragó saliva antes de mirar a otro lado, nerviosa.

—En el coche, no estaba del todo dormida...

—¿Te hiciste la dormida? —pregunté atónita—. ¿Para espiarnos?

—¡Nada de espiaros porque sabíais que yo estaba ahí! —intentó excusarse. Sentí mi cara ponerse roja, así que volví a esconderla entre mis brazos—. De acuerdo, os vi y... os veis muy bien juntos, Sun-.

Corté su frase cuando me levanté bruscamente de la mesa, arrastrando la silla.

—Sun Jeong —la voz suave de Yang Mi, la que siempre ponía cuando se sentía culpable, intentó detenerme.

—Voy al baño. Nos vemos en clase —me despedí antes de irme bajo la mirada silenciosa de todos.

—¿Qué pasa? —escuché decir a Ten antes de que me hubiese alejado por completo.

¿Qué pasa?

Pasa que no me sentía bien.

Pasa que tenía mi atención en un chico japonés y de un momento a otro descubría que me sentía atraída por otro. Que este último me besaba y a la semana siguiente me besaba el otro. Sentía como si los estuviese engañando a ambos, pero sobre todo a mí misma.

Sharp Edges | Nakamoto YutaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora