12/02/19

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Estábamos sentados en el balcón, las cervezas ya se nos habían terminado, yo ya estaba borracha, en cambio Allan tenía un vaso con whisky en su mano. Ya era de día, sólo estábamos esperando que saliera el sol para ir a dormir.

Entre más tiempo compartimos Allan y yo, más nos vamos acercando y me alegra pensar que gracias a una decepción estoy consiguiendo un amigo. Las cosas malas siempre tienen algo de buenas.

—Lina —abrí los ojos—, ¿por qué no te vas a dormir? —mis ojos se sentían muy pesados.

—Quiero ver el amanecer.

—Está bien.

Luché unos minutos contra las ganas de quedarme dormida y conseguí mi objetivo, ver el amanecer, pero después de eso me quedé dormida.

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Allan

—Valió la pena el desvelo —le dije a Lina, pero no respondió, volví a verla y ya estaba dormida.

Sonreí al verla tan tranquila y cansada, pues desde las tres de la mañana le dije que se fuera a dormir. Me tomé lo que quedaba en mi vaso, me puse de pie y la cargué.

—Vamos a dormir —la llevé a su habitación. La recosté en su cama y la cubrí con la sábana—. Descansa —dejándome llevar por un impulso le di un beso en la frente.

Salí de su habitación y fui a la mía, cuando estuve ahí tomé la caja donde guardo fotos con mi ex y las llevé al balcón. Me serví otro trago de whisky, saqué mi encendedor y empecé a quemarlas una por una.

¿Que gracia tiene guardar y apreciar fotos de alguien que no te apreció a ti?

A partir de ahora voy a hacer un cambio en mi vida, adiós al Allan decepcionado de la vida y hola al Allan que va a disfrutar de cada día que pase con o sin compañía, porque yo soy suficiente para hacerme feliz.

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Desperté y sentí que mi estómago gruñía, tomé mi celular y vi que eran las seis de la tarde, ¿cómo pude dormir tanto? Me levanté de la cama y de inmediato me bañe, en cuanto terminé fui a la cocina. Muero de hambre.

—Hasta que por fin la bella durmiente despertó —dijo mi prima en cuanto entré a la cocina.

—No empieces —la señalé.

—Es una broma —se acercó y besó mi mejilla—. Estoy contenta de que al fin te diste cuenta que estás vivo.

—Por esa razón nos iremos de fiesta —Chip me dio un vaso de jugo—. Pero primero come —señaló la mesa y había un enorme plato de arroz con pollo.

—¿Y dónde está Lina? —pregunté antes de llevar una cucharada de arroz a mi boca.

—Aquí estoy —entró a la cocina—. Yo ya estoy lista.

Me quedé con la boca abierta al verla, traía una falda corta, tacones altos y una blusa blanca sin mangas que venía por dentro de su falda floreada.

—Te ves hermosa —mi prima aplaudió—. Estoy segura que encontrarás compañía para la fiesta.

—De eso no tengo la menor duda —Chip levantó ambos pulgares.

—Gracias chicos —Lina se sonrojó un poco.

—Te ves hermosa —le dije con una sonrisa.

—Gracias, bello durmiente —río.

—¿Es en serio? ¿Ahora todos van a seguir bromeando con eso?

—Es que duermes mucho y estás muy bello —dijo Chip y lo vi mal.

—Manten tu distancia de mí, porque soy irresistible.


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Llegamos al bar como a las diez de la noche, porque primero fuimos a hacer unas cosas con mi prima para su estúpida fiesta y ahí perdimos tiempo. Los cuatro nos fuimos a una mesa y sin querer perder más tiempo, empezamos a tomar. Yaneth y Chip fueron a bailar, mientras que nosotros nos quedamos para empezar con nuestra operación: Buscar el otro extremo.

—Ya falta casi nada para la fiesta —me dijo Lina—. Debemos encontrar a alguien hoy —asentí.

—¿Qué tal si...?

—¿Bailamos? —un hombre extendió su mano para que Lina la tomara.

—Claro —ella se puso de pie y me ofreció una sonrisa cómplice, yo se la devolví y la vi irse con él.

Me quedé en mi lugar, con mi vaso de whisky viendo a todos bailar con sus parejas, en otro momento me habría sentido mal, pero en este, donde me decidí a ser un Allan diferente, me da igual. La canción terminó y los cuatro volvieron, incluso el tipo desconocido, se sentó en nuestra mesa al lado de Lina y empezó a tomar con nosotros o mejor dicho con ella porque estaban un poco apartados.

—¿No sientes nada? —vi a Chip que estaba a mi lado.

—¿De qué? —fruncí el ceño.

—De ver a Lina con otro —sonreí—. No sé, yo pensaba que te gustaba.

La vi a ella y al tipo con el que estaba, verla sonreír con él y no conmigo como estos últimos días, se siente raro.

—No, sólo estamos teniendo una buena amistad —llevé el vaso con whisky a mis labios y lo tomé todo—. Sólo es eso, una amistad.

El otro extremo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora