Adam me dejó en la puerta del hotel, donde desde hace tres días, me hospedaba junto a mi familia. Era un hotel de lujo, refinado, donde apenas puse un pie, todos miraron mi desarreglado vestido de arriba abajo.
Se fue sin decirme una palabra, al parecer tenía prisa y no muchas ganas de conversar conmigo. El viaje en auto fue uno de los momentos más incomodos de mi vida. No quise darle más vueltas al asunto, no entendía su actitud, pero teniendo en cuenta que apenas lo había conocido la noche anterior, era comprensible. No es como si me debiera algo solo por haberse acostado conmigo y arrebatarme mi virginidad.
Con un gran suspiro, avergonzada por mis pensamientos, ingresé al hotel, saludando al botones. Tenía el absurdo pensamiento de que todos podían notar lo que había pasado la noche anterior, por lo que solo me hice pequeña mientras ingresaba al elevador.
Mis padres se encontraban en la habitación de enfrente, mientras que Ethan dormía en la habitación contigua a la mía. Apenas y nos habíamos encontrados en los días que llevábamos en la ciudad. Yo había estado huyéndole a mi familia. ¿La razón? No me sentía cómoda en este lugar. No me sentía cómoda fingiendo que éramos una familia feliz y unida.
Podía fingir otros días, pretender que las cosas no se estaban derrumbando a mi alrededor. Pero no últimamente. No desde que mi hermana casi pierde la vida en accidente de tránsito, no desde que comenzaba a ver a mi alrededor, sin saber en quién podía apoyarme.
Abrí la puerta de mi habitación y me lancé a la gigante cama, rebotando como una niña pequeña. Disfruté de mi tiempo a solas para pensar y poner en orden mis ideas.
No había hecho nada malo, sólo me había emborrachado y lo más probable es que no volviera a ver a ese tipo en mi vida.
No había nada de lo que preocuparme.
Al cabo de unas horas tocaron a mi puerta. Fui a abrirla con desgana, arrastrando los pies. Había estado aprovechando las horas para dormir un poco, por lo que bostecé en el camino. Me recibió el usualmente serio rostro de mi hermano mayor, quien me miró de arriba a abajo apenas le abrí. Sus ojos eran tan verdes como los míos, pero los suyos parecían esconder los secretos del universo. Ethan era muy serio, pero había tanta calidez en su seriedad.
—¿Por qué no estás lista?
—¿Lista para qué? —pregunté confundida.
—Para ir al hospital, Hannah. No hemos sabido nada de Alissa aún y estoy preocupado. Ya van tres días desde que cayó en coma.
Alissa, todo siempre se trataba de Alissa.
No es que la odiara, por supuesto que no. Amaba a mi hermana, pero no podía evitar sentirme un rencorosa al pensar en ella.
Me había abandonado a mi suerte.
Mientras ella era libre y feliz en otra ciudad, yo me había quedado en manos de mi madre. Y ella sabía mejor que nadie quién era Charlotte Hart y lo que era capaz de hacer.
¿Rencor? Sí, puede que le tuviera un poco de ello.
Aún así, me preocupaba por ella. Aún así, me angustiaba que no despertara.
—Estaré lista en diez minutos —dije de mal humor, comenzando a buscar que ponerme.
La ropa era mi pasión. Me encantaba combinar estilos, crear tendencias. Me gustaba innovar cada día, por lo que muchas veces le puse mi propio toque a mi ropa. Llegué a diseñar un par de vestidos para las pasarelas, aunque no me gustaría dedicarme al diseño, era algo que podía tomar de hobby.
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No me hagas recordarte ||Trilogía recuerdos: 2
RomanceSegundo libro de la trilogía Recuerdos. Hannah es la menor de tres hermanos. Hannah es la princesa del imperio de la moda de su madre, una modelo prestigiosa. Hannah está embarazada del mejor amigo de su hermana. Adam solo tiene una hermana menor. ...