Salí corriendo de la habitación. No tenía idea de dónde podía encontrarse Adam, pero impulsada por un instinto, me dirigí hasta su oficina. Sabía que bastaba con llamar a cualquier doctor, pero Alissa había sido específica, quería que fuera Adam quien la atendiera.
Mis pasos resonaron por el pasillo, más de una enfermera se me quedó viendo, quizás preguntándose quién era yo y que rayos estaba haciendo, pero nadie me detuvo. Quizás se debiera a que la mayoría estaba acostumbrada al ajetreo y movimiento del hospital.
Apenas llegué, toqué la puerta con desesperación. Los nervios me dominaron y no me importó en lo más mínimo lucir como una desquiciada.
El rostro alarmado de Adam me recibió, pero apenas y le di una mirada antes de explicarle, presa de los nervios, la situación. Más allá de lo que ambos habíamos pasado, mi hermana era lo que importaba.
Lo vi correr por los pasillos, desesperado por llegar a donde Alissa. Intenté seguirle al paso, pero fue en vano. Sus piernas eran mucho más largas que las mías. Me resigné a caminar lentamente, un poco cansada después de la larga carrera. No había prisa alguna, pues yo no era realmente necesaria.
Cuando llegué de vuelta, mi familia estaba en el pasillo, esperando respuestas de mi hermana. Mi madre lucía una sonrisa cínica que me preocupó, pero estaba tan concentrada en averiguar qué pasaba dentro de aquella habitación que apenas y reparé en ella. Sin embargo, hice una pequeña anotación mental de eso.
Mi madre me hizo señas de que me acercara, por lo que fui hasta un rincón apartado junto a ella. No quería hablar con ella. No quería estar cerca de ella. De hecho, lo que más deseaba en este momento era estar a miles de kilómetros de distancia de ella.
Era mi madre, pero sin duda no tenía buenas intenciones.
Y yo no quería ser participe de sus planes. No quería verme envuelta en una situación tan desagradable como la que seguro pensaba.
—Tienes que convencerla de querer venirse con nosotros, Hannah. Esta es nuestra oportunidad —susurró a mi lado.
Su voz me enfermó, sólo de pensar en lo que significaban sus palabras sentí arcadas. Había algo malicioso en su mirada, algo que me dejaba ver parte de sus planes. No eran precisamente unos buenos y mucho menos con una buena intención.
—No te atrevas a aprovecharte de ella —susurré de vuelta, intentando verla de manera amenazante.
Por dentro era una pequeña gelatina temerosa, una niña tonta que aún no sabía con quien se metía. Sentí sus asquerosas uñas clavarse en mi piel, al punto de hacerme sangrar ligeramente. Eso dejaría una marca.
—No interfieras en mis planes, y haz lo que te digo —su rostro se transformó en una fría máscara de furia, haciéndome temblar—. No quieres enfrentarte a mí, Hannah. Recuerda bien que soy.
Lo sabía, por supuesto que yo lo sabía.
Ella no podía acercarse demasiado a Alissa sin parecer sospechosa. Incluso sin recuerdos, Alissa se había mostrado recelosa con ella. Por eso necesitaba utilizarme a mí. Convertirme en un peón.
Luego de los peores minutos de mi vida, Adam salió. Su semblante no era el mismo que cuando fui a buscarlo, por supuesto que no, en ese momento, estaba viendo al doctor Scott. Lucía tan profesional y alto, como alguien inalcanzable.
Quizás lo fuera.
Al menos para mí, siempre lo sería.
—¿Cómo está? —pregunté apenas lo vi salir de la habitación.
Había estado tan atenta a la puerta que fui la primera en alcanzarlo, pero en pocos segundos toda mi familia lo tuvo rodeado.
—Su estado es delicado, pero está bien. Fue sólo un desmayo. Deben tener cuidado con las cosas que le dicen, su mente se encuentra muy frágil.
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No me hagas recordarte ||Trilogía recuerdos: 2
RomanceSegundo libro de la trilogía Recuerdos. Hannah es la menor de tres hermanos. Hannah es la princesa del imperio de la moda de su madre, una modelo prestigiosa. Hannah está embarazada del mejor amigo de su hermana. Adam solo tiene una hermana menor. ...