-¿Luke?-la voz de mi Papá se escuchó desde la bocina del teléfono. No había escuchado su voz desde hace mucho tiempo.
-Papá necesito que vengas a Nueva York, por favor-rogué al borde de las lágrimas.
Iba una semana y media. Y no había ninguna mejora, los doctores decían lo mismo todos los días. “No podemos dar ninguna respuesta concreta, van a tener que esperar”. No podía ser paciente cuando se trataba de mi Bubbles.
-¿Qué pasò? ¿Estas llorando?
-Papá es Bubbles, ella esta en coma desde hace una semana y algo mas. Tienes que venir, por favor.
-Tu mamá no me dijo nada, lo siento mucho. Solo tenemos que esperar.
-No puedo esperar, Papá. No sabiendo que tal vez nunca vuelva a despertar. Tienes que venir, por favor.
-Luke, estoy en Europa en un congreso. Estoy del otro lado del mundo. No puedo ir a Nueva York.
-Por favor, Papá. Sabes que no te llamaría si no fuera por ella, te dije cosas muy feas. Y lo siento mucho. Pero por favor, tienes que venir a verla. Tu eres médico, tienes que poder hacer algo.
-Podría comunicarte con algún contacto que tengo allí…
-Papá, te necesito.
Me apoye contra la pared para no caerme, ahora era lo único que me mantenía de pie. Las lágrimas corrían por mis mejillas, y lo odiaba. Odiaba sentirme débil, porque yo también fui uno de esos niños que sus padres les decían: “Los hombres no lloran”. Pero no podía no hacerlo, no cuando se trataba de April
-Tomaré el primer vuelo a Nueva York, nos vemos lo más pronto.
-Gracias-colgué el teléfono y lo guarde en mi bolsillo.
Los brazos de mi Mamá me acogieron, y me deje caer. Deje que las lágrimas cayeran y corrieran por mis mejillas. Ya no importaba el que dirán. En realidad, ya no importaba nada.
-Tienes que ser fuerte, mi niño. Por ella. Todos nosotros estamos sufriendo al igual que tu, porque ella forma parte de nuestra familia. Y la amamos. Igual que tu.
-No puedo ser fuerte Mamá. Yo tengo miedo.
-Sé que lo estas. Pero tienes que tener fe. ¿Si tu no la tienes quien la va a tener? Vas a ver que todo se va a resolver.
-¿Lo prometes?
-Lo prometo.
{…}
-Estas aquí-dije cuando mi Padre apareció en la habitación del hospital.
-Te dije que estaría aquí, ¿no? Acabo de hablar con sus médicos, su situación no es muy complicada. Solo tenía un traumatismo en la cabeza, varias fracturas en los huesos y se rompió algunas costillas. Ellos no entienden porque hasta ahora no despierta.
-¿Puedes hacer algo?
-Volveré a revisar esas radiografías, y las placas. Tiene que haber algo.
-Gracias.
-La quiero como a mi propia hija, como la niña que nunca tuve.-dijo con la mirada fija en April.- ¿Estas mejor?
-Estoy normal.
-Ella va a estar bien, Luke. Confía en mí.
El había dejado su congreso en Europa por Bubbles, había pasado toda la madrugada viajando y ahora estaba aquí sin haber pegado una noche de sueño tranquila. De repente, todas las palabras que le dije ese día que tuvimos nuestra discusión, golpeaban a mi conciencia.
-Te ves muy mal. Deberías ir a casa, darte una ducha y regresar. Que este aquí las 24 horas no va ayudar demasiado.
-Supongo que una ducha no estaría mal-dije soltando la mano de April.
-Debes estar realmente asustado como para haberme llamado.
-Así es.-dije dando un largo y lento suspiro.