El problema era que habían pasado 4 días, y ella no mejoraba. Había entrado en un estado de coma. Los doctores decían que podía despertar en cualquier momento, así como no podía volver a despertar nunca. Rocky venia todos los días después de la escuela, al igual que toda mi familia.
Había visto a Kendall llorar en frente de ella, incluso Tyler y yo no nos peleamos cuando nos vimos. Como si pensáramos que haciendo eso, ella despertaría, pero no había respuesta.
Todas las noches, cuando solo quedábamos los dos. Le contaba lo que había pasado en el día. No era mucho, porque mi vida era escuela-hospital y hospital-escuela. Pero se lo contaba. Cada detalle que recordara, se lo decía.
Se veía tan indefensa en una cama, con miles de maquinas conectada a ella. Daria lo que fuera, por volver a escuchar su risa. Para volver a ver como sus mejillas se sonrojaban cuando la hacia sentir incomoda.
Hubiera dado mi lugar, desearía ser yo el que este sentado en esa cama. Pero no dejaría que ella sufra por mí, de la manera en la que yo estoy sufriendo en este momento.
-A ella no le gusta el rosado-dije haciendo que Kendall volteara a verme.-Cuando se despierte, va a querer cortase los dedos si se los pintas de ese color.
Kendall estaba pintándole las uñas a April, mientras yo observaba desde el sofá que estaba del otro lado de ella. Kendall sonrió y guardo el esmalte rosa en el estuche.
-Tu que la conoces mejor, ¿Cuál es su color preferido?-preguntó buscando en su bolso.
-Arcoíris-respondí inmediatamente.
-¿Qué?-preguntó confundida.
-Cuando éramos niños, le compre una paleta una vez. Ella dijo que era la paleta era de su color preferido, absolutamente todos. Después de eso, dijo que su color preferido era el arcoíris.
-Yo no sabia eso-comentó con una sonrisa-Ustedes son muy unidos. Pero no tengo color arcoíris, lamentablemente.
Y por primera vez, en todos estos días. Sonreí.
-¿Segundo color favorito?
-Celeste-respondí.
-Puedo manejar eso-dijo buscando nuevamente en su estuche de esmaltes de colores.
Kendall comenzó a pintar sus uñas con mucha delicadez y cuidado, seguía sin entender como las chicas podían ser tan cuidadosas en no arruinárselas. Obviando el olor demasiado fuerte de los esmaltes, que te daba un dolor de cabeza enorme.
-¿Sabes que me he preguntado siempre?-Kendall rompió el silencio, nuevamente.
-¿Qué?
-¿Por qué le dices “Bubbles”, tiene una historia?
-Cuando la conocí, íbamos al mismo jardín de niños. Ella llevaba su envase de burbujas todos los días. Un día se lo derrame todo en el suelo, ella comenzó a llorar por supuesto. Le dije que si dejaba de llorar, le regalaría todas las burbujas que podría encontrar. Al otro día, le traje como 10 envases de burbujas, de ahí viene “Bubbles”.
-¿Ella va estar bien, lo sabes no?
-Solo quiero que despierte de una vez, la extraño-dije tomando la mano de April delicadamente.
-Puedes ir a casa a descansar un poco, avanzar con las tareas de la escuela. Yo estaré aquí.
-No, está bien. Luego arreglare lo demás.
La puerta se abrió, y Rocky apareció en la habitación. Traía en sus manos una bolsa del supermercado. El acababa de salir de la escuela.
-Hola Luke, Hola Kendall. ¿Como estas, Sunny?-preguntó acercándose a April.
-¿Qué compraste?-preguntó Kendall guardando sus esmaltes.
-Dulces. Para April.
-¿Ah?
-Cuando hablamos por teléfono, me dijo que iría a pasar el rato conmigo, si le conseguía buena cantidad de dulces. Compre de sus favoritos, todos menos los de sabor a…
-Menta-terminé la oración.
-Exacto-dijo Rocky.
Quería que esta pesadilla terminara en este mismo momento. Quería poder abrir los ojos, y saber que todo esto era una gran mentira. Quería que sea un viernes de pizza normal, que Bubbles y yo estemos discutiendo sobre a quien le tocaba pagar la cuenta. Quería hacerla enojar, para que su nariz se arrugara como siempre lo hace. Quería que me fulminara con la mirada, quería volver a escuchar su risa invadir toda la habitación.
Quería muchas cosas. Pero la principal, yo la quería a ella, aquí.