#6: Prohibición de casa.

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—¿Qué haces aquí? ¿No ves que estoy comiendo?—le escupí (literalmente) con la voz más fría que pude adquirir. La cara de Chris era lo último que quería ver ahora. Mientras comía, uno de los mejores momentos del día, arruinado. La cajera suspiró soñadoramente, que exasperante.

—Sí, eso veo, pareces un tipo cerdo, pero en "mujer", si se puede decir. Ten. —me respondio, tendiendome la servilleta. Mientras se sentaba enfrente de mí. Una mesera de cabello rubio y grandes atributos se acercó a nosotros, obviamente centrando su atención en Chris. Él no disimulo su satisfaccióen al verla.

—¿Puedo ayudarte en algo?—dijo ella con tono jugueton. Seguí comiendo mi hamburguesa mientras Chris le susurraba cosas al oído, ella reía y él anotaba su número en el brazo de la chica. Que vida la de él.

—Fue un gusto.—terminó ella, mientras se retiraba con una gran sonrisa en su rostro.

Chris volteó hacia mí, levantó una ceja y sonrió de lado.

—Nada mal, ¿eh?

Lo ignore, seguí comiendo. Prefería la hamburguesa mil veces. Pero la duda me asaltaba, así que me giré y le pregunté:

—¿Qué haces aquí?— por segunda vez.

Se encogió de hombros mientras todavía sostenía la servilleta y esa mirada pícara en sus ojos. Bueno, ni que me importara. Cuando acabe, observe que Chris no se había ido, en cambio seguía con la servilleta.

—¿No la vas a tomar? —hizo una pausa, con el ceño fruncido— Creeme, deberías hacerlo. Te ves fatal.

Para molestarlo, me levanté y agarre una servilleta, limpiandome la cara, bueno restregandome la cara. La tiré a la basura y sin decir palabra salí del lugar, oyendo las campanas de la puerta. Pude senir el aire fresco darme en la cara, en vez de el aire acondicionado.

Un segundo después, oí las campanas, giré y ví que venía caminado Chris. Me apresuré a adelantarme, pero el se pusó al lado mío. Me volví a adelantar, pero él se pusó al lado mío, otra vez.

—¿Cuál es tu problema? ¿porqué me sigues?— exclamé en voz alta, él no se alteró, solo se limito a encogerse de hombros.

—Voy a casa de un amigo.— respondió.

Así seguimos, caminado, sobre la acera, hasta que llegamos al patio de Fae, feliz de separarme de Chris. Pero en vez de seguir caminando, Chris abrió la cerca del patio de casa de Fae.

Lo que faltaba, que Chris sea amigo de Matt.

Como si me oyeran, Matt salió de casa de Fae, con un jersey rojo y pantalones amarillos, era igual que Fae, cabello negro ascabache y ojos verdes. Solo que Fae se tiňe el cabello de colores. Cuando Matt vió a Chris lo saludo con el "saludo de hombres" ya saben puňos y palamas en la espalda. Chris se percató de mi presencia y me preguntó:

—¿Que haces aquí?— pude sentir un deja vù, y un poco de sorpresa.

Antes de que pudiera hablar Matt me abrazó, levantando del suelo mientras reía, ya que no lo veía hace 2 meses, Matt era como un hermano. Chris nos miró en silencio hasta que Matt me bajó y preguntó:

—¿La conoces?

—¿Conocerla?— repitió Matt sonriendo— es como una hermana— finalizo, apapachandome.

¿Soy yo o ví a Chris aliviado?

—¡Matt! ¡La casa se sentía vacia sin ti!— exclamé, abrazandolo fuertemente.—Tienes que contarme cada detalle, ¿eh? —lo señale,hasta que él asintió y lo volví a abrazar— A propósito, ¿Está Fae? —pregunté, separandome.

—Creo que esta en el circo— contestó Matt riendo a carcajadas, igual que Chris. Matt y Chris no eran tan diferentes, cuando querían podían ser un idiota. De un momento intimo, a un momento de idiotas.

—Ja-ja.— mi voz salió con un tono seco de sarcasmo. Golpee en el antebrazo a Matt, quién miró divertido, me giré y le pegue a Chris también. Fuerte.— ¿esta o no esta?— pregúnte otra vez.

—Ehm no, ella salió ¿la esperas?— me dijo Matt.

—En realidad no, sí la ves dile que vaya a mi casa— aclaré, despidiendome con un gesto de la mano. Sí, mejor que ella fuera a mi casa, no quería toparme con Chris en la casa de Fae, suficiente con que sea mi vecino.

Me disponía a correr cuando la voz de Matt me detuvó:

—¡ESPERA!— gritó.

Voltee, Chris y Matt hablaban en susurros. Me levantaron un dedo, indicando que espere. Espere, ví a Chris haciendo una mueca y negando, mientras Matt lo convencía de algo, alfin Chris resoplo y asintió. Matt sonrió, volteó hacia mí y me preguntó:

—¿Quieres venir con nosotros?

El idiota.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora