Llega la noche y desnuda en mi cama, oculta bajo un manto de oscuridad... Imagino tus manos que me acarician, que laceran mi piel, que provocan dolor y placer a partes iguales.
Te imagino entrando en mi el tacto de tu piel, de tu cuerpo sobre el mío, abriéndome, embistiendo duro y profundo hasta lo más hondo de mi ser.
Imagino tu lengua penetrando mi boca, conocer tu sabor y beber de ti.
Te imagino llenándome, derramándote dentro de mí.
Tú, haciéndote líquido entre mis piernas.
Oyendo, al fin, tus gemidos, pequeña muerte que da el placer.