Me había quedado dormido, el despertador empezó a sonar pero lo ignoré. Después me desperté por voluntad y al mirar el reloj me sorprendí demasiado.
Eran las 8:44 de la mañana, me levanté de un salto y ya que traía el uniforme de jardinero puesto solo salí corriendo del departamento, después de un largo trayecto llegue a la mansión, agitado por correr demasiado.
Cuando llegué toqué el timbre pero no salió nadie, toque repetidas veces pero nadie salia, rodeé la mansión y llegue al jardín de la parte de atrás y al parecer la mansión estaba vacía.
No logro entender en donde se metieron todos, lo más seguro es que fueron a acompañar a Bob.
— Vaya, ¡¡ Que suerte!!
Pensé que tendría el día libre pero no dejaba de sentirme mal por lo que había ocurrido ayer. Pobre Bob, yo igual debería ir a su funeral. Pero desgraciadamente no sabia en donde sería.
Por ende regresé a mi casa, me senté en el sofá y encendí el televisor, había un programa sobre animales en peligro de extinción, pasaron varios minutos y seguía viendo el programa, hasta que mi estómago empezó a geuñir. Me levante y camine a la cocina, abrí el refrigerador y no había nada.
Por suerte tenía un poco de dinero y pude comprar poca comida, me dirigí a un restaurante que se encontraba cerca del edificio donde vivo.
Ese lugar era muy agradable, era rústico, la mayoría de las cosas estaban hechas de madera, y tenía un olor a pino fresco.
Sólo pedí una orden de pasta y un pedazo de carne con algunas verduras, llevé la comida a mi departamento. Puse la comida sobre la mesa y me senté en una silla frente a esta.
Al terminar de comer me dispuse a ir a una tienda de jardinería, para comprar algunas cosas que podría llegar a necesitar.
Salí del departamento y me dirigí a las escaleras. Después de bajar las escaleras y abandonar el edificio caminé lentamente para poder apreciar lo que mis ojos pudieran ver. Al parecer no había mucho que ver.
Sólo personas caminando, varios autos pasando, pero podía escuchar el canto de los pajarillos. Y sobre todo sentir cómo el calor del sol abrazaba mi cuerpo.
Llegué a la tienda de jardinería de la señora Melani, lo primero que quería comprar eran macetas, semillas, fertilizantes y una regadera. Había semillas de flores que se veían llamativas, como narcisos, rosas, tulipanes, margaritas y otras más.
— Buenos días, ¿En que puedo ayudarlo joven?
Una voz ronca me llamaba y yo le presté atención, era la señora Melani, era una ancianita muy dulce, sus canas eran brillantes y siempre tenía una sonrisa en su rostro.
— Buenos días, disculpe, quisiera saber, ¿Que plantas o flores puedo llevar para que mi departamento tenga más color?
— Usted joven apuesto vino al lugar indicado, venga déjeme mostrarle las flores que tenemos por aquí.
La ancianita empezó a caminar y yo empecé a seguirla gustosamente, llegamos a un pequeño pasillo en el que habían repisas llenas de bolsitas con semillas, ella tomó varias y me las mostró.
— Estas semillas son de plantas y flores adecuadas para llenar de vida una casa, estoy segura que le podrían agradar.
— Perfecto. Me las llevaré, igual me gustaría comprar fertilizantes y una regadera.
Sonreí un poco mientras miraba a la ancianita, ella caminó en otra dirección, mientras ella tomaba ocho macetas yo tome el fertilizante y la regadera.
Pagué por los productos con una sonrisa más grande y agradecí a la ancianita.
— Vuelva pronto joven.
— Si, muchas gracias.
Salí de la tienda con bolsas en ambas manos y me dirigí a mi departamento, de nuevo.
Me sentía enérgico, alegre, aún no sabía cual era la razón de mi alegría, tal vez sería porque empezaría a trabajar, y poder decorar mi casa para que no se vea tan sombría, caminé a casa muy sonriente.
Después de todo, eso se convertiría en mi nueva vida.
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❀The garden, the love of my life❀
RomanceEs la historia de Leo Jepsen, un hombre de 25 años, desempleado y ansioso por conseguir trabajo, consiguió trabajo de jardinero en una de las mansiones mas finas del estado, pero Leo nunca había trabajado de jardinero, dijo tener experiencia en dich...