Capítulo 4

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El hombre llamado Bob al verme se levantó de la carretilla y preguntó una vez más quien era.

— Soy Leo, el nuevo jardinero, no hay nada de que asustarse.

Reí un poco ya que el señor parecía asustado, parecía que había visto un fantasma, pero solo se asusto por que lo pille durmiendo en horas de trabajo.

— Muchacho, menudo susto me has dado...

Dijo de forma divertida y asentí, después este se estiró de brazos, al parecer había disfrutado su siesta.

— Si eres el nuevo jardinero debo enseñarte donde están los artefactos que vas a utilizar.. Vamos.

— Si esta bien.

Lo seguí hasta una pequeña cabaña, mas bien, hasta el cobertizo, este abrió la puerta y lo primero que miré fueron tijeras para podar de diferentes tamaños y una podadora de césped.

— Que bueno que ya llego alguien que me va a suplantar.. Yo ya estoy demasiado viejo, es un trabajo demasiado pesado para mi.

— ¿Cuantos años lleva trabajando aquí?.

— Aproximadamente veinte años, desde que la señorita era una niña.

— Ya veo, y ¿Usted que sabe sobre la señorita, la... Dueña de la mansión?.

— ¿Para que quieres saber?.

Me miró lleno de curiosidad y yo encogí los hombros.

— Simple curiosidad.

En seguida Bob cambió su aspecto curioso a uno pícaro y soltó una risita.

— Ohh, ya entiendo ya entiendo, te gusto la señorita, ¿No es así?.

Sólo sentí un calor recorrer mi rostro, y de manera clara sabía que estaba sonrojado.

— No gustar, si no que... Me llamó la atención.

Bob suspiro y asintió.

— Bueno, si eso dices. Bueno, puedo decirte todo lo que quieras saber..

— No mucho en realidad, me gustaría saber si ella es soltera o esta comprometida.

No se por qué eso fue lo único que quería saber sobre aquella señorita, cuyo nombre no sabía aún.

— Pues, desde que trabajo aquí nunca supe que la señorita tuviera pareja, pretendientes ha tenido demasiados. Pero la mayoría de veces los rechaza.

Eso me desanimó un poco.

— Por cierto, ¿Cuál es el nombre de la señorita?.

— Ameli, sus padres le llamaban, Am.

—Vaya que nombre tan lindo.

Oh dios pensé en voz alta.

— Si así es Leo, bueno ven te mostraré las cosas con las que trabajarás.

— Bien, muchas gracias.

Bob había entrado al cobertizo y yo lo seguí, cuando entré este tenía pequeñas bolsas con semillas, las miré y después mire a Bob.

— Son semillas, de diferentes tipos de plantas, rosas, tulipanes, girasoles...

Me miraba muy entusiasmado.

— Leo, verás que este trabajo no es tan malo, con el tiempo aprendes a amarlo.

Vaya, ese hombre en verdad amaba su trabajo, ¿Algún día amaré también mi nuevo trabajo?

— Leo, te estoy dejando lo mas valioso para mi, confío en que harás buen uso de estas herramientas y que estas flores las sembrarás, cuidarás y te encargarás de que carezcan cada día.

Yo solo le Sonreí y asentí.

— ¿Por qué le gusta tanto este trabajo?

— Ya verás Leo, ya verás..

Dijo sonriendo con entusiasmo y en ese momento extendió sus manos con semillas en dirección mía.

— Toma... Te las entrego..

Yo extendí los brazos y junte mis manos, Bob dejó caer las semillas delicadamente sobre mis manos, en ese momento sentí como si me estuviera entregando algo más que semillas, sentí que me entregaba parte de su vida.

— Si usted ama su trabajo, ¿Por qué él jardín esta hecho un desastre?

— Buena pregunta, yo sabia que mi sustituto llegaría pronto, se lo comente a la señorita Ameli y ella dijo que preparara el jardín.

— Entonces ¿Es una prueba para saber que tan bueno soy?

Bob asintió mientras sonreía. Ese hombre sabía que yo llegaría pronto. Me causa algo de miedo.

— Bueno, mi momento llegó, debo dejar lo que fue la mayor parte de mi vida...

Sentí algo de nostalgia al escuchar a Bob. Sus palabras emitían una enorme melancolía, es como si a un niño le quitaran sus dulces.

— Haré un buen trabajo Bob se lo aseguro...

— Sé que lo harás Leo, sé que lo harás...

Bob caminó a la pequeña puerta del cobertizo, antes de que saliera este se detuvo, no sabía porqué, se puso la mano en el pecho y comenzó a quejarse.

— ¿Esta bien?

No me respondió, solo logré ver como empezó a caer al suelo, rápidamente solté las semillas y estas se esparcieron por el suelo y antes de que Bob callera al suelo yo me lancé de rodillas y lo logré sostener, sentí que había pasado en cámara lenta.

— ¡¡Bob!!

El hombre tenía los ojos cerrados y estaba totalmente pálido. Puse mi oído en su pecho del lado donde estaba el corazón. No escuche latidos, en ese momento no sabia que hacer...

  ❀The garden, the love of my life❀ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora