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Todo parecía ser perfecto, el sol cálido tocando las calles por donde caminaba, hojas secas cayendo de los arboles por culpa de una brisa de aire, frente a mi apareciste como si supiera que ese momento llegaría, cruzamos nuestros rumbos y miradas, ambos sabíamos lo que pasaría.

Nos quedamos perdidos viéndonos a los ojos, su singular brillo me hipnotizo a la idea de saborear sus labios, nos acercamos mas y nuestros labios se rosaron lentamente como si el tiempo en ese lugar se hubiese detenido. Mis manos rodeaban su cuerpo y con las suyas marcaban el movimiento de mi cuello, nuestras lenguas danzaban como una sola y como si tuvieran vida propia, nos dejamos llevar por la calidez de nuestros cuerpos y entregados a nuestro amor, a nuestra verdadera conexión con nuestro yo interno.

Uno solo en dos cuerpos diferentes...

APRENDIZ DE ESCRITORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora