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*Haciendo spam ahre*

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INVIERNO.


Cuando suena la alarma, abro los ojos y veo a mi madre inclinada sobre mi cama. Dejo escapar un grito,lo cual la hace gritar también. Al cabo de un minuto, me incorporo en la cama y me froto los ojos antes de descifrar que ocurre. Mi madre –que ya está vestida para dar clase –sostiene un plato de tortitas. Están adornadas con fresas que conforman el número diecisiete y en el centro hay una vela encendida.

–Gracias. –Apago la vela –¿Qué probabilidad hay de que hayas preparado café también?

–Bastantes –responde mi madre, dándome un abrazo.


* * *


–Espera, ¿qué? –pregunta Jack cuando hace marcha atrás frente a mi casa hacia la calle – ¿No tienes dieciocho?

– ¿Te das cuenta de que tengo que explicarle esto a alguien al menos una vez al año?

–Instrúyeme.

–Cuando mi padre se marchó a Nueva York y mi madre tuvo que ponerse a trabajar de nuevo, de pronto todo el mundo se percató de que la guardería cuesta dinero mientras que el jardín de infantes es gratuito. Me hicieron unas pruebas para valorar mi coeficiente y supongo que las pasé, porque me permitieron empezar a una edad temprana.

– ¿De modo que tenías solo cuatro años cuando nos casamos en el patio de recreo?

Me estremezco.

– ¿Te acuerdas de eso?

– ¡Dios, soy un pedófilo! –se lamenta Jack de forma dramática, llevándose la mano a la frente. Trata de ser gracioso, pero me siento avergonzado. Por lo que respecta, nuestra boda en el jardín siempre ha sido un recuerdo algo vergonzoso, un tema que siempre procuro evitar. Creo que se debe, técnicamente hablando, a que fue mi primer beso, y no recibí otro hasta segundo de secundaria, cuando Will Michaels y yo nos acostamos en el cobertizo deportivo a raíz de una apuesta. Fue un beso dulce pero lleno de babas, y aunque sigo recordando a Will con nostalgia, no me apeteció besar a un chico hasta un año más tarde.

Jack, por el contrario, a juzgar por los rumores, empezó a besarse con niñas en penúltimo de primaria.

– ¡Que bruto! –Protesto.

Jack da un volantazo. . .

– ¡Qué haces! –grito.

. . . y salimos de la carretera.Asustamos a un ciervo al detenernos junto a un prado. El animal comienza a correr hacia el bosque, con la cola en alto y aterrorizado. Jack pone el auto en punto muerto y extiende los brazos hacia mí. Yo grito (el segundo grito del día) y me alejo, pero se inclina un poco y me sujeta por las muñecas. Aparta suavemente mis manos, que tengo pegadas a mi rostro, y me mira. Es lo más junto que hemos estado, y esa proximidad hace que deje de moverme y guarde silencio. Jack esboza una sonrisa blanca y alegre y me mira a los ojos.

–Feliz cumpleaños, Zach.

Acto seguido me suelta y tomamos de nuevo la carretera.


* * *

Al principio cuando me acerco al pasillo, deduzco que debe ser la taquilla de otra persona. La que está junto a la mía. A fin de cuentas, el instituto es muy grande,no es imposible que alguien comparta el mismo día de cumpleaños conmigo. Jessie y Demi no son aficionadas a los globos y las serpentinas, por lo que es evidente que esto no es obra de ellas.

Con tu música o con la mía (Adaptación Jachary)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora