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- ¡Nada de vacas! -grito hacia Jack desde mi lado del auto mientras circulamos por la calle Mayor. Llevamos diez minutos discutiendo y no conseguí nada. Además, el coche es tan enorme que no dejo de resbalar sobre el asiento. Decido cambiar de táctica, de modo que me enderezo y adopto un tono de voz tranquilo -. No quiero que se hagan daño.

Jack suelta un resoplido de exasperación. 

-No es un toro -dice-. Hablamos de una vaca lechera. Son grandes y estúpidas y dan leche. 

-Como ustedes, salvo por lo de la leche. -Jack no puede reprocharme que le devuelva la pelota cuando me la ofrece en bandeja. 

-No vamos a hacerle daño -me asegura.

- ¿Ah, no? ¿Drogarla con fármacos de consumo humano por pura diversión de una banda de chicos inflados no es hacerle "daño"? 

Jack levanta la mano derecha del volante y con lentitud, con mucha lentitud, flexiona su bíceps. Luego me mira de reojo. 

-Por inflados deduzco que te refieres a mis músculos.

No es que trate de mirar sus bíceps, pero está delante de mis narices, tensando la tela de la manga de su camiseta.

-No tiene gracia.

-Yo creo que sí.

Pongo los ojos en blanco, pero como Jack tiene la vista fija en la carretera y no me ve, me inclino sobre el asiento para colocarme en su visión periférica y vuelvo a ponerlos en blanco. Con un gesto dramático.

Jack se echa a reír.

-Sí que tienes gracia. No lo sabía. -Siento una pequeña punzado de satisfacción por haber sorprendido al rizado del mismo modo que él me sorprendió ayer con su vocabulario-. Todavía no hay nada decidido. Ya se nos ocurrirá algo que no tenga que ver con fármaco o alimentación forzada. 

-No sé por qué se les tiene que ocurrir algo. 

-Y dale. -Jack me dirige una rápida mirada antes de fijar de nuevo la vista en la carretera-. Tu falta de espíritu estudiantil es. . .

-Lo sé, lo sé. Es triste.

-Muy triste. Dime una cosa, Zachary. ¿Qué tipo de broma te parecería aceptable?

- ¡Ninguna! -Mis brazos se agitan en el aire como si tuvieran vida propia-. ¡No quiero estar involucrado en ninguna broma de los de último año! ¡Es una forma ridícula de dejar un legado! ¡Esto no es un legado!

-Porque el instituto no es donde se forjan legados -sentencia Jack en una versión cursi de mi voz-. Porque nada de lo que hagamos ahora tiene importancia.

-Ríete, ríete. Solo estamos esperando a que comience la vida real.

-Pero ¡estos son los recuerdos que llevarás contigo a la vida real! Encuentros de motivación y fiestas y bailes. . .

-El baile de fin de curso es lo peor -contesto-. Es el símbolo de todo lo malo del instituto. Un baile muy costoso acompañado por una música pésima que coloca a las personas en la humillante posición de confiar en que alguien les pida que los acompañen.

- ¿Qué piensas realmente al respecto? 

- ¡Lo odio! -estallo, y Jack se ríe.

-Ya me lo parecía. De acuerdo, las tradiciones son estúpidas. Reconozco que tu opinión tiene mérito aunque no esté de acuerdo contigo. Pero ¿y tu novio? Supongo que él te importa, ¿no?

- ¿Daniel? Sí, pero no pienso casarme con él.  

- ¿Y si lo hicieras? -Pasamos frente al instituto y Jack gira hacia el aparcamiento. 

Con tu música o con la mía (Adaptación Jachary)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora