Capítulo 7. La otra cara de la moneda.

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"Prefiero haber olido una vez su cabello, un beso de sus labios, una caricoa de su mano, que toda una eternidad sin ella."

~Ciudad de ángeles.~

PDV SETH

Me despertó un insistente y agudo sonido cerca de mis oídos. Cuando finalmente me orienté y descubrí que era mi móvil, lo cogí y miré la pantalla fijamente, debatiéndome sobre si descolgar o no. A mi lado, pude oír como Sam protestaba con un gemido antes de meter la cabeza debajo de la almohada para seguir durmiendo, lo que me hizo sonreír como un idiota antes de abandonar la habitación con el móvil aún sonando. Llegué al salón y me dejé caer mientras descolgaba el teléfono.

-¿Diga?- sabía perfectamente quién era, pero me gustaba molestar a esa zorra.

-¡Claro que te voy a decir, hijo de la grandísima puta!- genial, así se empiezan las mañanas.

-Buenos días para ti también, Rosalie.

Rosalie McAdams fue una de las razones por las que mis padres se divorciaron y fue la principal razón por la que decidí irme de casa.

-A mí no me vengas con gilipolleces, niñato de mierda. ¿Sabes cómo está mi hija por tu culpa? Le has destrozado la vida.- dijo ella, empezando a llorar.

Su hija y yo estuvimos saliendo cuando íbamos al instituto, poco antes de que Rosalie se metiera de lleno a hacerle "favores" a mi padre. Cuando mi madre dejó a mi padre por este motivo, yo rompí con Camille, pero ella nunca se había dado por satisfecha. Siempre le encantaron los dramas y salirse con la suya.

-Rosalie, hace dos años que no sé nada de Camille, y espero que siga así, que haga su vida porque es ridículo, teníamos dieciséis años.

-Pues inténtalo de nuevo, mi niña no deja de llorar por tu culpa, porque te ha visto con otra. ¿Qué tiene esa puta que no tenga mi hija?

-¿En serio quieres que responda a esa pregunta?

-Eres la cosa más odiosa del mundo, espero que acabes con esa o te juro que pagará ella por ti.

-Eres una jodida harpía.

-Está claro que sólo respondes cuando hablamos de la gente que te importa.- dijo ella riendo.- Tienes una semana, Seth, búscate la vida.- dijo antes de colgar.

Yo tiré el móvil en el sofá y me eché hacia atrás cerrando los ojos para pensar, aunque sólo conseguí cabrearme.

Cuando los abrí, Sam estaba en la puerta del salón, observándome cautelosamente. Llevaba puesta una chaqueta de deporte amplia y sólo llevaba debajo su ropa interior. Yo le sonreí y ella se acercó a mí, sentándose en mi regazo y apoyando su cabeza contra mi pecho. Yo apoyé mis labios sobre su cabello mientras pensaba. ¿Cómo iba a dejar marchar a lo mejor de mi vida? Si me alejaba de ella...no podía ni pensarlo. Es irónico que sea completamente suyo y aún no seamos nada.

-¿Qué pasó?- preguntó ella con la voz adormilada.

-Nada, princesa. Es sólo que tenía que coger el teléfono.

Ella hizo un ruido en señal de que había escuchado.

-¿Por qué no vuelves a la cama, Sam?

-¿Vas a volver tú?- preguntó ella sin abrir los ojos y con una pequeña sonrisa juguetona.

Donde el viento te lleve. (CORRIGIÉNDOSE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora