Bostezo sin cesar. Tengo mucho sueño, por culpa de las pesadillas paso noches sin casi dormir. Pero debo prestar atención a la clase.
Miro hacia mi derecha y veo a Brenda bostezar al igual que yo, la diferencia es que ella lo hace porque esta aburrida y odia esta clase.Con sus definidos rizos castaños enredándolos en sus finos dedos. Lleva sus ojos celestes hacia mi. Le sonrío.
—¿Aburrida?
—Muy. Encima aún no hice el estúpido trabajo practico que encargó para fin de trimestre.
—Yo tampoco lo he hecho. Podríamos hacerlo juntas... —sugiero.
—Me parece bien, pero en mi casa no se puede.
El profesor nos observa. Callamos y simulamos escribir.
—¿No te lo permiten?
—No es eso. Somos grandes ya para pedir permiso. Lo que pasa es que viajaron por trabajo y debo quedarme aquí en la universidad hasta que regresen. Piensan que haré cosas indebidas en el hogar...—imita a su madre.
Una risita se me escapa —yo no estoy muy bien con madre, así que prefiero no invadir la casa.
La campana suena y el profesor se retira. Dez junto a Ginger, una sonriente muchacha blanca como papel con labios carmín, a causa de un excesivo maquillaje; y Tom, un joven moreno con cabello rapado y ojos cafés, se acercan a nosotras.
—¿Cómo están? —pregunta Tom.
—Bien, aquí, lamentándonos con el maldito trabajo práctico —responde Brenda.
—Nosotros tampoco lo hicimos aún... —confiesa Ginger.
—Hagamoslo juntos. Como un trabajo grupal...— sugiero.
Dez sonríe, sabe que grupal significa juntarnos y eso siempre termina en divertidas reuniones con cerveza y comida.
Ginger saltó en su lugar, aparentemente feliz.
—Mis padres se irán esta semana, cuando lo hagan nos reunimos en mi casa.
Ahora viajamos en el auto de Dez hacia mi casa.
Me inquieta la idea de como haría para entrar a la habitación de mi madre.
—Dez... —asiente con la cabeza dando a entender que me oye— ¿cómo haré para entrar en la habitación de mi madre?
—Buen pregunta... Pensé en eso... ¿Si le robamos la llave?
—¿Ro...ro...robar?—repito nerviosa.
—Tranquila Larita... Me exprese mal... Robar no. Mejor la tomamos prestada y luego la devolvemos.
—Mm... De acuerdo.
Entramos a la casa, mamá, vestida muy elegante, se hallaba en la sala acomodando su bolso.
Dez me mira y sonríe dándome confianza.
—¡Señora Hashton!— la sorprendió con su amigable saludo.
—Querido Dez ya te dicho que me llames Perla.
—Bueno Perla, ¿puedo pedirle algo?
Mi madre sonrió dulcemente— tienes un amigo encantador...—dijo mirándome a mi —¿Que precisas?
—Mi madre quiere la receta de su exquisita tarta de frutillas.
La idea de distracción de Dez era endulzar los oídos de mi madre, y no había fallado.
—Oh claro que si, ven, sígueme a la cocina allí tengo mi libro de recetas.
Dez me miró antes de perderse por el pasillo hacia la cocina, sonriendo triunfante, tan típico de él.
Cuando ya no estaban a la vista, me abalance sobre el bolso. Lo revisé con desesperación. Y ahí estaba... Una llave sola enganchada a un llavero con forma de estrella. Escuché reír a Dez con fuerza, anunciando que se estaban acercando.
¡Maldición! Pantalones sin bolsillos... ¿¡dónde la oculto!?
La única solución que se me ocurre en ese momento es mi sujetador, la metí allí y acomodé mi blusa.
—Bueno, eres encantador como ya te he dicho Dez... Hija debo salir, me necesitan en la oficina.
—Ve tranquila mamá...
Besó mi frente, tomó su bolso, y se fue.
—¿la tienes? —asentí— ¿entonces qué esperamos?
Dez me agarró de la mano, y corrimos escaleras arriba. Parados en la puerta de la habitación de mi madre, saque la llave de mi sujetador.
Dez alzó sus cejas sorprendido— oh... Quisiera ser llave... —dijo divertido.
Lo miré mal y me dispuse a abrir la puerta. Cuando lo hice, Dez se dirigió directamente a la ventana que daba al frente para cerciorarse de que mi madre no regresara.Yo revisé la habitación. El armario, cajones, puertas, ni una maldita cosa de Leyla había allí. cuando casi me rindo, diviso que hay espacio debajo de la cama, tal vez... solo tal vez habría algo allí.
ESTÁS LEYENDO
Destinos Diferentes.
Mystery / ThrillerLara y Leyla Green. Gemelas totalmente contradictorias. Un accidente termina con la vida de excesos de Leyla. Pero Lara, quien también estaba la tarde del trágico hecho, tiene una segunda oportunidad de regresar a la vida... Lara, no sabe la escalof...