III

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Hace días que la vida se me ha vuelto un verdadero martirio con el aburrimiento que estoy pasando por aquí.

O bien, así quisiera llamarle a esto.

Ya que digamos que no sé determinar con exactitud que es.

Por lo pronto, lo he intentado asumir como un capricho, y así lo he nombrado, sea lo que sea. Igual, darle nombre a mis condenas no me ayuda a pasar este tan mal rato en lo absoluto.

Aunque para otros, el inicio de mi calvario es al contrario, una celebración.

Debido a que hace unas semanas atrás (Cabe destacar que desconozco que fecha es hoy) luego de largas, (y aburridas) charlas y reuniones acerca de el destino que debería afrontar por sus molestias uno de los mas altos y panzones de la isla, todos acabamos concordamos en algo:

Ya habíamos jugado mucho con él y era hora de tomarlo en serio.

¿A que me estoy refiriendo?.

Los ataques de Eggman han ido en aumento los últimos meses, y no solo la cantidad, sino la intensidad de estos.

Parece que se dio cuenta de uno de nuestros puntos más débiles, siendo este, los poblantes de la isla. Y no dudó en aprovecharse de ello, por lo que dirigió sus ataques a las zonas mas pobladas, y los lugares más congestionados de nuestra región.

Plazas principales, caminaderos, atracciones y sitios históricos.

Perdimos muchos de estos en los últimos meses.

Era muy difícil lidiar con los robots y los badniks a la vez que protegíamos a la gente, nuestras movidas se entorpecían gracias a esto y perdimos en varias ocasiones el control de la situación.

No podíamos evitar la caída de un monumento mientras apagábamos un incendio, guiamos a todos a los refugios, encontrábamos los niños que se perdían, y protegíamos a los demás de los ataques o proyectiles, eso junto a protegernos nosotros mismos. Y menos cuando en todas estas situaciones también estábamos lidiando con la horda de chatarras de el Doctor.

O sea, era casi que imposible resolver tantas cosas. Lo digo yo, que para mi esto siempre fue pan comido.

Nos capturaron varias veces, a varios, por bajar la guardia. Sobretodo a mi que me ocupo primero de todo antes que a mi. Caí en muchas de sus estúpidas trampas.

Estas eran situaciones que ponían a todos en peligro, Eggman se estaba saliendo de control y además no solo nosotros estábamos siendo afectados esta vez.

Que se atreviera a entrometerse con los isleños nos impulsó a tomar decisiones.

Y creanme, le advertimos.

O bien, yo lo amenacé con lo que podía suceder.

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—¡N-no no no no!. ¡Espera, espera!, ¡no lastimes a mi precioso Egg Carrier!, ¡Podemos hablar de esto... Civilizadamente! —Ignoraba sus lloriqueos mientras con notable molestia seguía arrancando y lanzando fuera cada lata o circuito que me encontrara dentro de su maquina, en la cual había abierto un gran agujero. Él se arrastraba algo malherido luego de caer del susodicho artefacto.

Me bajé de allí, propinando una última patada su objeto volador.

Miré a mi contrincante que se encontraba ya a corta distancia.

Escuchame bien, Egghead —No estaba para nada de humor ese día, me acerqué más y pisé los bigotes despeinados del científico, le hablé lo más claro que pude—. Si quieres destruir algo más en esta isla, procura que sea a mi. Tus problemas y manías son conmigo, no con estas personas inocentes —Me agacho a la altura del suelo, donde estaba el viejo, él cubrió su la cabeza con los brazos al acercarme—. Inmiscuye una vez más a mi gente en tus planes y se terminan los juegos contigo, así tendrás el castigo que te mereces, ¡Último Llamado!. —Advertí antes de retirarme de el lugar con los chicos.

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