Acto I

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-¡Ella está loca! Yo sé lo que te digo, todas aquí lo sabemos. Te conviene alejarte de ella.

-Pero, señorita Ring- Ring. Pere tan dulce y buena ¿Cómo puede estar loca?

-Ella no sale de este lugar parece que vive aquí. Muchos afirman escucharla practicar a dueto, la voz de a acompañante se desconoce ya que siempre está sola. Ella habla con el fantasma de la ópera yo misma me atrevería a decir que ella realizó una especie de pacto con él ¡su voz es de otro nivel! ¡Nunca había escuchado a nadie cantar de esa manera! Te lo repito una vez más novata, ella está loca y es un peligro.

La joven Ching sintió un escalofrío recorrer su cuerpo si todas las bailarinas y cantantes coincidían esto era verdad, un fantasma de la ópera y una joven con voz angelical, no era algo normal.

Mientras tanto en el camerino de la joven Pucca se estaba preparando para ir al escenario, el vestido de seda carmín resaltaba su tez blanca y su cabello lacio a medio recoger le daban porte y elegancia – Luces hermosa- Maestro... -Solo vine a verte, te veré en el balcón cinco como siempre- Es usted tan atento pero debería ser yo quien deba darle mi agradecimiento, sin su ayuda yo jamás habría llegado a cantar en el escenario- El talento ya lo tenías, yo solo te pulí...- Maestro... ¿Después de tantos años de escuchar su voz, por qué no puedo verle? Mi corazón se entristece al no conocer su rostro- Mi dulce palomilla... siempre te doy la misma respuesta. La vida da vueltas inesperadas y en la mía dio un giro atroz y por ello no me atrevo a mostrarte mi persona ¿Acaso no basta mi voz para satisfacer tu curiosidad? –Maestro, su voz se inspira calidez, seguridad y en ocasiones... (Se escuchan un par de pasos y después llaman a la puerta)

-Señorita Pucca faltan tres minutos para salir al escenario... perdón ¿Estaba hablando con..?

-Hablaba sola como siempre lo hago, gracias ahora subo.

Al abrir esos labios tan delgados y suaves se desprendió una voz firme y dulce, los espectadores quedaron mudos como si los hubiesen hechizado con una especie de magia extraña, la voz subía y bajaba, se mantenía y estremecía a cada corazón del lugar sobre todo el de un joven violinista. Este recordó aquel día en que junto a la bella Pucca jugaban en la playa a sus once años de edad, un viento hizo elevar el sombrero de la niña al mar y Garu fue a rescatarlo ¡qué escena más infantil! Pero fue gracias a esta situación que él se dio cuenta de su amor por ella, ahora estando sentado desde el público observando cuán lejos había llegado su amiga de la niñez estaba más convencido de aquel sentimiento que broto una tarde de abril.

-Cuando nos separamos apenas yo tenía dieciocho años y tu quince, te fuiste a un hospital por la delicada salud de tu padre, un año después me enteré que falleció y desde entonces perdí todo rastro tuyo y por fin a mis veintitrés años te encontré. Sigues siendo la misma niña que conocía pero debo admitir que aun más bella...

Sus pensamientos fueron interrumpidos por la ovación del público hacia la joven cantante de ópera, fue así que con determinación fue tras escenario para poder hablar con ella. Al tocar la puerta del camerino....

-Pase.

-Antes que nada, quiero felicitarla por haber llegado tan lejos ¡su voz es la más hermosa que he escuchado! Pero eso yo lo sabía desde antes de su debut como cantante de ópera.

-¿Garu? ¡No puedo creerlo! ¡Cinco años han pasado! ¡Ven dame un abrazo viejo amigo!

-Pucca, te eche tanto de menos ¡Mírate! luces diferente y te sienta bien.

-Gracias, tú también has cambiado bastante, no eres el mismo niño flacucho que fue por mi sombrero al mar.

-Pucca yo...

-Bueno tengo que cambiarme y están por cerrar el teatro, será mejor que te vallas.

- ¿Por qué vives aquí?

- Bueno es... complicado él no me deja salir, pero no es malo, si supieras todo lo que ha hecho por mi...

-¿Él? ¿Lo conozco?

- ¿Recuerdas cuando mi padre nos contaba la historia del ángel de la música?

-Claro que sí.

-Bueno, él nos contaba que ese ángel ayudaba a músicos en ocasiones muy especiales... solo aquellos que poseyeran talento natural y de noble corazón. Bien, antes de partir mi padre me dijo que me enviaría al ángel y sí que lo hizo. De seguro habrás escuchado rumores extraños acerca de que estoy loca y de mis ensayos a dueto "sola" pues... es él... mi ángel... es muy real...

-Pucca...me resulta difícil de creer, pero no inventarías algo así solo por diversión.

Al salir el joven deposito un tierno y cálido beso en la comisura de los labios de la chica (casi un beso de verdad). Esto no agrado nada al fantasma, cuando se cerró la puerta del camerino Garu se quedó un momento en el pasillo meditando aquella historia, resultaba algo fuera de lo común pero sus dudas terminaron al escuchar la voz gruesa de otro hombre, un hombre que nunca entro estando él dentro...

-Así que Garu... amigo de la infancia, ¡he!

-Vamos no te pongas así, sabes que no tengo amigos porque me creen loca o porque hice alguna especie de pacto con un espíritu maligno (hace una leve mueca)

-a él le gustas... y mucho...

-¿Cómo lo sabes?

-Mi palomilla, el mundo que te rodea son estas paredes y este escenario normal que no sepas distinguir una mirada de un enamorado a la de un amigo.

-Si tan solo me dejaras libre... (solloza) no sabes cuanto extraño salir y sentir la arena del mar en mis pies, caminar por el bosque....

-Si te dejará me abandonarías y sabes que no puedo salir.

-¡A veces creo que de verdad eres un fantasma!

-Mi amada Pucca, por favor, sabes que no me gusta verte así .... ¡pff! ¿Si te dejo salir con tu amigo solo por un mes, prometes nunca más volver a tocar el tema?

- ¡Harías eso por mí! ¡OH, MAESTRO!


Tobecca: EL FANTASMA DE LA ÓPERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora